tengo el corazón doblado. roto no, solo doblado. eso ocurre cuando se cierra un episodio y decides que es mejor dejarlo así, cerrado. el doblez de este corazón es particular. lo siento en la orillita del lado izquierdo, en la parte superior. el doblez provoca una punzada. la punzada, además, tiene efectos secundarios en el hombro izquierdo (el derecho, por cierto, está mucho mejor).
tengo, además, el alma revuelta. asuntos de familia en los que me niego a ahondar, porque ahondar sería hundirse y hundirse al fin de semestre, cuando hay tres tesis que cuidar y mucho qué escribir no es opción.
tengo el corazón doblado y el alma revuelta, sí, y sin embargo todo lo aprendido en los últimos dos años con la terapia, con las amigas y con la meditación me ha permitido no volcarme a la adicción del trabajo ni anclarme en la cama. sin negación.
y miren que la negación es un arte y yo lo hago muy bien. pero ese arte no lo performo ahora, vivo el corazón revuelto y el alma doblada como lo que son.
y ya.