siete

el seis de septiembre se cumplen siete años de tu partida, madre y no creo que haya un día en que yo no piense en ti, en que de alguna manera te asomes en mi mente. a veces en forma de sueños, a veces en forma de recuerdos, pero más frecuentemente en forma de gestos. tus gestos en mi rostro, en mis manos. tu manera de decir esto o aquello. a veces, frente al espejo, me sorprendo yo misma. nuestro parecido es enorme. y no.

hay muchas cosas de ti que no heredé. la paciencia, por ejemplo. cuánta de esa le tuviste a mi papá. cuánta de esa nos tuviste a todos y cada uno de tus cuatro hijos. te extraño.

desde tu partida las cosas han sido como de carrusel, momentos y experiencias encabronadamente buenas y momentos y experiencias tan de la chingada. no te gustaría saber quiénes murieron después de ti, quienes no aparecen. tampoco a quienes no buscamos o no perdonamos del todo. no te haría feliz saber que tus hijos hemos perdido un poco el contacto unos entre otros. excepto patricia y yo. pero eso te lo debemos a ti que mucho me pediste que viera por ella.

eso hago.

madre, me separé, enviudé, enfermé y sané. recupero lentamente la fe en mí. dejo que sanen mis heridas y mantengo la vista puesta en las cicatrices. lo que no logro, madre, lo que no voy a lograr nunca es darle otro lugar a este duelo por tu ausencia, entender que la vida es así. eso no puedo.

me haces falta, siete años y me haces falta y serán otros siete o diecisiete y me seguirás haciendo falta.

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