el invierno de vivaldi la primavera de sylvia

cuando era una adolescente, medio emo, debo admitir, solía pensar que el invierno de vivaldi reflejaba perfectamente mi diario sentir una abrumadora intensidad. una manera muy desbordada de sentirlo todo: lo bueno, lo malo, lo triste, lo bello. todo.

la verdad es esta: era muy azotada.

hay otra verdad: a veces todavía lo soy.

pero. con  menos frecuencia actúo por impulso.  cada vez menos y menos discuto al calor del momento. ya casi nunca azoto puertas o me voy de lugares intempestivamente (tampoco es que recuerde que yo hiciera esto con demasiada  frecuencia, pero de que lo llegue hacer, sí). yo, en todo caso, me encapsulo, me quedo callada. y me preguntan qué pasa y a veces digo nada y otras veces digo no me siento bien, hablamos de eso otro día, ¿sí?

luego, lo medito. a veces, lo resuelvo.

escucho en este momento la primavera de vivaldi (después de haber oído las otras estaciones en desorden) y me doy cuenta de que no soy ninguna. mi temperamento no se ajusta a las cuatro estaciones de vivaldi no more.

han sido meses duros y marzo nos cacheteó, nos arrastró de los cabellos, nos quitó lo poco que traíamos puesto y nos escupió en la cara a todos en este mundo. y, sin embargo, mi optimismo (o mi estupidez que en estos tiempos son tan parecidos) me hacen sentir que, en todo caso, estoy viviendo la primavera de sylvia.

pri-ma-ve-ra.

y en mi primavera no hay violines ni oboes. en mi primavera hay una escandalosa batería, bajo, guitarra eléctrica, un teclado increíble. en mi primavera una mujer canta desde el fondo de sus pulmones, (un mix de kathleen hanna y carrie browenstein, con el cabello de amy winehouse, of course). en mi primavera uno puede sentirse triste y sonreír al mismo tiempo. en mi primavera no hay ni planes ni certezas. hay una primavera sí, lo que sea que esto signifique, y eso basta.

Temporada 12, Episodio 9

dejé de ver Grey’s Anatomy en 2010 cuando mi novia y yo terminamos, teníamos muchos años juntas y teníamos, también, muchos años viendo esta serie juntas. la quería mucho (a la novia, no a la serie, la serie nomás me gustaba) y yo sé que ella también me quería (de nuevo, la novia, la serie ni siquiera sabe que existo), me quería a su manera (y su manera y mi manera en algún punto dejaron de coincidir) y fue la brecha generacional o simplemente debemos asumir que hay relaciones que no son para toda la vida.

también hay series que no son para toda la vida. o eso creía yo.

en algún  punto de 2019 entre las entradas y salidas de mi ex al hospital o entre las idas y venidas de casa al hospital que yo hacía diariamente para verle, decidí que estaba lista para volver a ver Grey’s Anatomy. distraía mi mente, me sacaba del hospital real y me llevaba al hospital ficticio con personajes y conflictos tan distintos a los míos. mucho más interesantes, creía yo.

¿en qué momento la vida de Una toma el ritmo y el sinsentido de una serie de televisión? respuesta: cuando menos lo imaginas.

en la “relectura” de un clásico televisivo se experimenta lo que en cualquier relectura, una ya no se siente identificada con lx mismx personaje o bien, una sigue sin sentirse identificada con ningunx. mi caso, ahora, es curioso. me identifico con  varixs.

yo soy todxs.

ah, la ficción restaurativa, la encuentro en todos lados. y si creen que este post o esta serie son absurdos, esperen a que les diga más.

mi ex  y yo eventualmente nos separamos (créanme que la decisión y la forma de hacerlo no fue ni mía y por tanto no fue elegante). cuando ocurrió, Derek murió. durante las siguientes semanas, mientras Meredith le encontraba el sentido a ser viuda, yo le encontraba sentido a una vida en singular en un departamento más pequeño y con ataques de llanto a cada rato.

nunca he llorado tanto como entonces. y no solo por el fin de una relación, sino por la certeza de que el fin había ocurrido varios años antes.

hoy que Meredith fue  golpeada brutalmente por un paciente y fue herida en varias partes de su cuerpo. hoy que Meredith tuvo que pasar por a) un largo proceso de recuperación y b) un ejercicio de perdonar y soltar, yo solo pensaba en que la muerte repentina de mi ex (sí, murió y por su enfermedad yo tenía años preparándome para eso y entiendo que una nunca se puede preparar para eso, menos cuando durante o tras ello surgen muchos más secretos de los que jamás se han imaginado) se sentía exactamente igual: como ser golpeada brutalmente en el alma, herida en varias partes de mi corazón y mi cerebro.

soy mi propia serie de televisión.

así que aunque antes de darle play al episodio era ya consciente que yo estaba en un a)proceso de recuperación, debo recordarme a mí misma que este va a ser largo, pero no tiene por qué ser sinuoso ni solitario. también que, b) que aunque el ejercicio de perdonar y  soltar lo hice frente a su cama de hospital una y varias veces, debo hacerlo muchas veces más con otra persona especial: yo.

porque a veces una es su propia antagonista.

en el final del capítulo Meredith hace hincapié en levantar la voz y llenar el silencio. sea  este mi nuevo intento de levantar la voz y llenar el silencio, la pantalla, algo.

todo.

quiero ser más que un paralelismo en una serie de televisión.

buenos hábitos

llevo prácticamente trece días en casa. desde antes de la cuarentena real (esa  que inició este martes  24 de marzo) mis salidas al mundo eran brevísimas, mandado, correo, farmacia. repetir. he salido a correr dos días pero fuera de ello me he mantenido en mi casa-corazón. trabajo por las mañanas, a veces sola, a veces acompañada por diana. por las tardes, ¿a dónde se van las tardes?  hago ejercicio, leo, veo algo, hablo por teléfono, hago facetime. experimento con el stop-motion. cuando menos lo espero ya es de noche.

los días que deberían sentirse largos se acortan.

mi barrio es silencioso de por sí, ahora lo es más. no extraño la casa anterior, pero sí extraño el bullicio de los niños y de los autos. extraño los perros que ladran a cuenta de nada. extraño el timbre. pero solo eso.

es curioso, es como un doble duelo. la partida de alguien importante y la partida del mundo como lo conocíamos. el mundo de salir a la calle, toparse con conocidos en el super. ir a cenar. bromar con gente en la oficina. enojarse porque el elevador otra vez se descompuso y hay que subir nueve pisos por las escaleras.

nueve pisos.

estamos a nueve pisos de esa vida. pero henos con vida y estableciendo nuevas dinámicas, nuevos hobbies, nuevas formas de interacción, nuevos yo.

me gusta mi nueva yo.

dicen que en 14 (¿o son 21 días?) se forman hábitos. estoy formando el hábito de vivir mejor, de ser feliz, de sonreír, de alimentar mis amistades como me alimentan.

buenos hábitos, pues.

 

hoy

hoy llegó el acta de defunción. o tal vez fue ayer pero el sobre apenas me animé a leerlo hoy. no tenía que leerlo, sabía bien lo que ahí decía. conocía ya cada uno de los detalles. el nombre la fecha las razones la ciudad el país la hora exacta. la hora exacta.

la.

hora.

exacta.

de todos modos.

la leí una.

dos.

tres veces.

las actas de defunción todas empiezan y terminan igual.

 

la ermitaña

siempre he sido un poco ermitaña. fines de semana enteros en casa. escritura o lectura o netflix en cama o en un sillón. festival de gatos alrededor. y es que siempre me había costado socializar o, más bien, me causaba ansiedad pensar en fiestas, reuniones, salidas en grupo. pero dos años de terapia y trabajo personal, una separación y la conciencia de estar bien hacen que una aprenda que se puede estar afuera en dosis apropiadas. se puede confiar. así que justo cuando me he vuelto más vaga, justo cuando siento que tengo una vida social saludable el mundo nos obliga a quedarnos en casa. vuelvo pues a ser la ermitaña.

en el tarot la carta del ermitaño es una de las más bellas. nos invita a irnos a la cueva con nuestra lámpara en mano y tomarnos ese tiempo para reflexionar, para ser,  para estar en uno.

estoy en una.

curioso es que la ermitañez en estos días es acompañada por llamadas, mensajes, planes, cariño tanto. soy la ermitaña otra vez, sí, pero esta ermitaña tiene una vida social virtual mucho más amena y dulce que la ermitaña que me obligué a ser hace unos años. esta ermitaña se queda en su cueva a rehabilitarse  del duelo, de lo incierto, del pasado. esta ermitaña se prepara para el futuro,  porque lo hay. lo hay.

Ahora estoy de regreso.

Llevé lo que la ola, para romperse, lleva

–sal, espuma y estruendo–,

y toqué con mis manos una criatura viva:

el silencio.

 

Rosario Castellanos

Ayer te fuiste a la 1:31 de la tarde. Ayer te fuiste pero te extraño desde hace mucho. Ayer te fuiste y nadie que no ha sentido este dolor será capaz de comprenderlo, pero sí acompañarlo. Me acompañan mi hijo y tu mamá, me acompañan tu hijo y su mamá, me acompañan las tías que me has dejado. Me acompañan también y como siempre mis amigxs quienes desde su geografía me abrazan y habrán de cuidarme. Ayer te fuiste y me despedí de ti con el amor necesario, con la ternura adecuada y con la certeza de que para ti ya no hay dolor ni vacío sino viajes, muchos viajes. Ayer te fuiste y no. Te quedas, te quedas aquí -señalo mi corazón- y te quedas aquí -señalo mi cabeza llena de los lindos recuerdos que en estos diez años encontraron un buen lugar para resistir.

The River of Girls

i.m. India’s missing girls

This is not really myth or secret.

This murmur in the mouth
of the mountain where the sound
of rain is born. This surging
past pilgrim town and village well.
This coin-thin vagina
and acid stain of bone.
This doctor with his rusty tools,
this street cleaner, this mother
laying down the bloody offerings
of birth. This is not the cry
of a beginning, or a river
buried in the bowels of the earth.
This is the sound of ten million girls
singing of a time in the universe
when they were born with tigers
breathing between their thighs;
when they set out for battle
with all three eyes on fire,
their golden breasts held high
like weapons to the sky.
Tishani Doshi

islands, men, and look mom i am a mermaid

no man is an island entire of itself; every man 
is a piece of the continent, a part of the main;

says John Donne

no
man
is
an
island 

i don't know.

i did meet a man who was an island 
the man fooled a continent,
or did continents fooled him?
 
oh
well

when it comes to life ::: all is part of the main
or 
the pieces.

(and i said pieces not piscis)

also, i am a mermaid.

sin señas particulares

Se llamaba Silvia Isabel Zeleny Barraza. Hija de Isabel Barraza Zamora y Samuel Zéleny Barrios. Nació un 17 de mayo de 1938. En Navojoa, Sonora, donde sólo nació y vivió mes y medio antes de ser criada en la Ciudad de México. Su infancia la vivió en Escandón. Hizo la primaria en “El Pípila” escuela situada frente a los Pinos; ahí mismo trabajó como maestra muchos años después y ahí mismo tres de sus hijos hicieron sus primeros estudios. Hablemos de coincidencias otro día.

Silvia, con i latina, no con y griega, como yo, era Tauro pero decía que era géminis porque uno, nació tres días antes del cambio de signo y dos porque era tan-tan apegada a su hermano que decidió que la suya era una relación de gemelos. Cuando leo que los geminis son expresivos e inteligentes y que presentan dos aspectos distintivos de su personalidad, y uno nunca puede estar seguro con cual se va a encontrar cara a cara, me digo: sí, mi madre no nació geminis, se convirtió en geminis porque una nunca sabía qué se iba a encontrar. Por ejemplo, era tauro y decía que era géminis, su sangre era B- pero siempre nos dijo que era A positivo, esto trajo problemas cuando su última estancia en el hospital pero de eso hablaré otro día. Hoy, hoy solo diré que tenía las cejas pegadas y odiaba eso, sus ojos eran pequeños, cafes, su nariz regular y un mentón pequeño.  De acuerdo a su último pasaporte mexicano expedido en noviembre de 2012 es una mujer sin señas particulares, pero yo recuerdo todas sus señas particulares, su cabello crespo, las pecas en el dorso de sus manos, sus hombros anchos, su delgada línea de oro dental entre sus incisivos, su manera de decirme hijita, su tomarme de la mano al cruzar una calle, esa la manera única que tenía de dar abrazos de más de siete minutos con una profundidad de 4 centímetros. Silvia Isabel Zéleny Barraza calzaba del 3 mexicano, del 6 americano, media 1.56 centímetros. Aprendió a nadar a los 55 años y murió a las 12 del día un 6 de septiembre de 2014 a los 78 años.

Y la extraño como si hubiera sido ayer.