Un compa que medio habla chino (mandarín) me ha preguntado por el Mensajero si en Hermosillo tenemos Mix Up (mega tienda de discos típica del DF) (mi compa es del DF). Medito mi respuesta entre risas y un poco de llanto: ¿Mix up? ¡Mix up en Hermosillo! Aquí no -sniff sniff- hay un -ji, ji- Mix up. No hay no.Hay Seven up. Eso sí. Y si juntas ochocorcholatas te dan un disco de Yahir. No le da risa. Entonces. Mi respuesta es no. Él quiere saber de Hermosillo. Y me doy cuenta de que para describir mi ciudad es necesario (y más fácil) hacerlo con números.
Por lo tanto, en Hermosillo dos puntos
1.Hay 1 Sanborn´s, 1 Liverpool (a donde nadie va porque la ropa es más barata en el Tucson Mall), 1 Sears, 1 Librería Cristal y 1 Vips. 1 Carl’s Junior, 1 Nieves Bing y 1 Burguer King (qué ing!).
2.Hay 2 McDonald’s y 2 Baskin Robbins (uno de cada uno muy cerca de mi casa!)
3.Hay 3 Domino’s Pizza y -obviamente- 3 Blockbusters (son pareja, ¿sabían?)
4.Hay 4 distintos establecimientos de Depilación, muy pocos para tantas mujeres velludas. Pero como en el 1 Sanborn´s venden Touch me…
5.Hay 5 restaurantes italianos, ¿el mejor? El mediterráneo y su deliciosa ensalada de espinacas con aderezo de frambuesa.
Más de 5. Restaurantes de comida china y de sushi. Miles.Miles de taquerías, ya ven lo que decía este muchacho Vasconcelos del norte y la carneasada. Miles y seguimos contando.
Montones. Montones de gente que sonríe en la calle a cuenta de nada, que no sabe manejar cuando llueve, que dice mushasha en vez de muchacha y tortía en vez de tortilla, que van a misa los domingos y luego a comer raspados, que piensa que los Naranjeros van a ganar la serie del Caribe este año y que el Chobi y el Yahir van a ser famosos hasta en Hollywood. Montones de gente que te ve feo si les dices que no bailas corriditas porque prefieres oír a ¿Radioquééé?, gente que se le hace raro que leas y escribas libros y no hayas salido de reina ni en el kinder y que nunca salgas en la sección de Sociales del Imparcial. Montones de hombres, mujeres y niños que siempre se quejan de que este verano hizo muuusho más calor que el anterior y que inviernos fríos, uy sólo los de antes.
Pero Hermosillo es hermosillo. Y hermosillos sus yucatecos enormes que te dan cobijo y te quieren porque siempre han estado ahí, aunque ya nadie se fija en esos testigos verdes de ciudad otoñal. Hermosillo y sus palmeras que nadie entiende más que el presidente municipal que las puso (y a lo mejor ni él), su playa tibia a tan sólo una hora y su tráfico de no más de 20 minutos.
Hermosillo y su Uni, y sus hot dogs, sus tacos de carneasada y sus burros percherones, su rib eye con tortillas sobaqueras. Las coyotas. El jamoncillo. El chiltepín y el chile güerito. Y yo vivo aquí y no hay Mix Up, ni discos de Portishead o de Henrik Goreky, ni libros de Roberto Bolaño o de Michel de Certeu. No hay comida hindú ni tortas cubanas. No. Pero hay sol. UN sol grande y poderoso que nos sonríe aunque le mentamos la madre sin falta al mediodía. Y cuando nuestro sol se despide -entre las seis y las siete- nos ofrece el más maravilloso espectáculo de nubes, color y luz. Hermosillo es uno, mushashos.