cosas que mi mamá no compraba

  1. Choco-Krispies, Zucaritas o Rice Crispies. Los primeros dos porque decía que tenían demasiada demasiada demasiada azúcar y no era bueno para los dientes. Los últimos porque no sabían a nada. Es un misterio, entonces, cómo es que si me compraba Corn Pops, ¿qué la hacía pensar que con ellos había menos riesgo de que yo me volviera loca con el azúcar?
  2. Q-Tips. Decía que aunque tuvieran algodón y fueran de plástico eran malos, muy malos. “Te pueden cortar o lastimar el oído, no son recomendados,” repetía. Pasar la infancia con oídos encerados tiene sus desventajas.
  3. Aderezo Mil Islas. “Se puede hacer en casa revolviendo catsup y mayonesa.” “Pero no sabe igual.” “Sí, sabe igual.”
  4. Quick. Supongo que por las mismas razones que no compraba cereales ultra-azucarados. No entiendo, eso sí, por qué si no creía en el Quick para la leche fría en el verano sonorense, sí era capaz de hacer chocolate caliente sin importar la temporada.
  5. Regalos inútiles. Lo juro, todas y cada una de las cosas que mi mamá me regaló de niña, de adolescente y de adulta han sido cosas prácticas y formidables.

No sé por qué esta noche en vez de pensar en lo que hacía, en las otras múltiples cosas que la hicieron una maravillosa maestra y madre, me ha dado por pensar en esto. Supongo que una parte de mí recupera en esta lista a la mamá que ya no está y que me regañaría por haber comprado Quick, aderezo y una caja con mil Q-tips.

 

Soy un desastre, Mamá.

 

 

Una respuesta a “cosas que mi mamá no compraba”

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