las mafaldas

hace unos quince años mi amiga maría decidió sentarnos en el comedor de su casa a varias morras que orbitábamos su vida. algunas nos conocíamos desde antes, pero nunca habíamos estado en el mismo lugar con el mismo objetivo: unir fuerzas para sobrevivir el tedio (o la soledad o al tristeza o lo que sea que cada una estaba viviendo). a partir de esa primer noche nos juntamos todos los viernes en casa de una de nosotras. maría, carmen, rafaella, mónica, lorena y yo. en ocasiones se nos unían olivia y natalia. es posible que la paty nos haya acompañado alguna vez. eventualmente nos autonombramos las mafaldas.

nuestras reuniones a veces eran temáticas: una noche, lo recuerdo bien, hablamos del peor sexo de nuestras vidas, otra noche trajimos las canciones más inverosímiles (¿o eran los videos musicales más extraños?). es probable que hayamos escrito juntas. hicimos un blog que era una casa para la cual todas tenían llaves. ahí una otra u otra posteaba algo (no me acuerdo si lo firmábamos o no). estoy casi segura que tuvimos noches medianamente esotéricas, hermosamente políticas y con comida. barrimos exes y antiguos trabajos, barrimos dilemas familiares y amorosos. era como lavar ajeno pero juntas.

no sé cuándo nos fuimos haciendo menos. no sé cuándo de pronto sólo era yo en casa de la maría (en cama de la maría) platicando de todo y de nada. cuando me vine a vivir acá y volvía a casa por navidad o verano, el mafaldeo era breve, difícil de concretar o nulo. cada una tomó su camino, pero sabíamos que estábamos a una llamada o mensaje de distancia.

carmen murió hace unas semanas y con carmen, además del mafaldeo me unía la escritura, el reiki, los hijos, el barrio. hace unos días mataron a raquel, que no era mafalda pero era una de las mejores amigas de una de mis mafaldas. no hay adjetivo que describe concreta y significativamente el pesar que siento.

dejé de ir a hermosillo cuando mi mamá murió y mi papá desapareció de mi vida. dejé de ir a hermosillo cuando me di cuenta que no  estaba lista para hacerle cara al duelo que me he negado a vivir entero, al duelo que he postergado. dejé de ir a hermosillo porque era, soy, incapaz de hacerme responsable de lo que siento.

pero si fuera. si tuviera las agallas de ir, sé a quiénes buscaría, sé de quiénes me rodearía. sé en qué casa en la colonia cinco de mayo acamparía.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Un Alma Cercana