yyyy

y el día de la graduación llegó y cargué la gran bandera de la universidad en la gran ceremonia y mis padres pudieron venir y mi hijo se arregló guapísimo y me dieron un par de reconocimientos y los aplausos y los amigos y la sensación esa de terminar un ciclo que me tomó tres años hacer y que soñé por otros tres o cuatro o cinco más y la satisfacción de ver un libro terminado y la más emoción de saber que por ahí de septiembre-octubre salen finalmente las Nenitas nitro-press y encontrarse a una alumna en un café y que te abrace y darte cuenta de que aquí ya tienes alumnos y gente que te reconoce y que te dice cosas bellas y y y y volver a la dinámica de una columna que será a veces en inglés, a veces en español pero siempre siempre con la gana loca esa que una tiene por escribir lo que ve lo que siente lo que piensa y lo que es.

Léanme de ahora en adelante aquí,  (digo, si quieren).

 

JULIA, CRECE

Que no, no sean necios, no estoy embarazada. Julia es mi pequeño personaje de la novela en que trabajo. Le doy las mañanas a ella (y cuando digo las mañanas es un decir con eso de que por alguna razón que desconozco no me puedo levantar temprano como antes). Entregué ya el borrador del primer capítulo, es increíble cómo estuve tanto tiempo sin escribir-escribir y de todos modos todo lo que estaba acumulado entre la libreta y el cerebro salió y se volvió letra sobre pantalla.

Hoy Julia va a andar en bicicleta con su primo, va a volver a la casa de la tía -quien la hará practicar una vez más el ave maría y el padre nuestro- y después se va a sentar con su bisabuela a estudiar en secreto el Tarot. Luego Julia va a ver el primer capítulo de Hanna Montana y va a filosofar sobre la identidad de una niña que se pone y se quita una peluca para cantar en conciertos o ir a la escuela. Al final se va a preguntar si no será posible que ella y su hermano se quiten y se pongan pelucas para que no los reconozcan en esa ciudad donde si saben de quién eres hijo o te roban o te matan. Julia, de todos modos, quiere a su Papá pero hay una cierta incomodidad en saber lo que él hace cuando se va de casa.

 

Emilia y Gertrudis

In the college library I use there are two writers whose work refuses to conform to the Anglo-American literary traditions these institutions perpetuate. Emily Dickinson and Gertrude Stein are clearly among the most innovative precursors of modernist poetry and prose, yet to this day canonical criticism from Harold Bloom to Hugh Kenner persists in dropping their names and ignoring their work. Why these two pathfinders were women, why American–are questions too often lost in the penchant for biographical detail that “lovingly” muffles their voices. One, a recluse, worked without encouragement or any real interest from her family and her peers. Her poems were unpublished in her lifetime. The other, an influential patron of the arts, eagerly courted publicity, thrived on company, and lived to enjoy her own literary celebrity. Dickinson and Stein meet each other along paths of the Self that begin and end in contradiction. This surface scission is deceptive. Writing was the world of each woman. In a world of exaltation of his imagination, feminine inscription seems single and sudden.

My_Emily_Dickinson_300_462As poetry changes itself it changes the poet’s life. Subversion at- tracted the two of them. By 1860 it was as impossible for Emily Dickinson simply to translate English poetic tradition as it was for Walt Whitman. In prose and in poetry she explored the implications of breaking the law just short of breaking off communication with a reader. Starting from scratch, she exploded habits of standard human intercourse in her letters, as she cut across the customary chronological linearity of poetry. Gertrude Stein (1874-1946), influenced by Cezanne, Picasso and Cubism, verbally elaborated on visual invention. She reached in words for new vision formed from the process of naming, as if a first woman were sounding, not describing, “space of time filled with moving.” Repetition, surprise, alliteration, odd rhyme and rhythm, dislocation, deconstruction. To restore the original clarity of each word-skeleton both women lifted the load of European literary custom. Adopting old strategies, they reviewed and re-invented them.

Emily Dickinson and Gertrude Stein also conducted a skillful and ironic investigation of patriarchal authority over literary history. Who polices questions of grammar, parts of speech, connection, and connotation? Whose order is shut inside the structure of a sentence? What inner articulation releases the coils and complications of Saying’s assertion? In very different ways the countermovement of these two women’s work penetrates to the indefinite limits of written communication.

 

My Emily Dickinson, Susan Howe

formas de conocer a una persona

  • dando seguimiento absoluto al tipo de calzado que usa a través de los años.
  • leyendo sus publicaciones en facebook, twitter, tumblr o blogs.
  • poniendo atención a todos sus gestos
  • exhumando sus curriculums vitae
  • analizando sus mensajes de texto.

o simple sencilla y humanamente: sentándose a hablarhablarhablar y tomar un té verde en una tarde ligeramente lluviosa.

pereza

siento una pereza enorme insuperable inaudita todos los días desde que amanece y hasta las 10 am. después de las diez am me aplico, baño, té, escritura, escritura. pausa para almuerzo. lectura, lectura. pausa para hacer la cena. pereza pereza, ¿una peli? y luego otra vez lectura. los días se vuelven de todos maneras llevan algo de productivo pero esos momentos de pereza total son como novedad. yo, la que rendía mejor de 7 a 12 ahora siento las 8:30 en el cuerpo y es como una aguja larga y filosa que me clava a la cama.

ay, yo y mis dramatismos.

1Q84

Bueno pues como ya no hay tesis. como ya no hay clases. como ya casi casi son vacaciones, me la he pasado pintándome las uñas, yendo al gimnasio, viendo netflix y, por supuesto, leyendo. Para variar leo dos-tres cosas a la vez.

Una de mis lecturas inició en diciembre pasado, es 1Q84 de Haruki Murakami, un libro con el que siento que estoy haciendo trampa. Lo tengo en audiolibro, pero no es tan tan tan trampa, ¿o sí? lo oigo en inglés, una dulce voz de acento japonés para la dulce Aomame y una firme y suave voz para Tengo. Conecto mi libro en el carro, lo oigo en el gimnasio, lo oigo mientras camino. Creo que hasta para lavar los trastes lo he usado.

No es el usual Murakami, pero es Murakami. Y este Murakami me deja en un suspenso bárbaro entre un capítulo y otro, entre sectas religiosas, hombres que leen la mente, asesinas a sueldo y escritores fantasma me tiene atrapada. Siempre siento que hay una lección narrativa en cada novela o cuento que leo. Ahorita la única lección narrativa que he recibido es que la literatura te sca de la vida ordinaria de un modo u otro.

Y ya. Me voy porque -va el spoiler- Aomame va a hacerse una prueba de embarazo a pesar de que no ha tenido juiki juiki con nadie en tres semanas: chan chan chaaaaan.

¿dónde están los adultos?

Siento que de miércoles a lunes no hablo con ningún adulto.

Mi hermana y yo hablamos por teléfono a diario pero siento que eso es todo. Ya no tomo clases, ya no veo a mis compañeros, ya no tengo mi charla de los jueves con Nicky, Blake está de viaje y no hemos ido al gimnasio y mi Barbudo sigue en su Camino de Santiago.

Me siento como Liz Lemon en fin de semana constante.

Hoy, por ejemplo, comencé a preguntarme a mí misma dónde había dejado el Pinol. ¿Es eso un signo inequívoco de la soledad?

No lo sé.

Seguiré informando.

The body

…the body  is a sheet of plain glass through which the soul looks straight and clear, and, save for one or two passions as desire and greed, is null, and negligible and non-existent.

(…)

all day all night the body intervenes; blunts or sharpens, colours or discolours, turns to wax in the warmth of June, hardens to tallow in the murk of February. The creature within can only gaze through the pane –smudged or rosy; it cannot separate off from the body like the sheath of a knife or the pod of a pea for a single instant…

 

On being ill, Virginia Woolf.

Estoy en cierre de revista, he dedicado toda la semana a hacer Fashionista en mis peores fachas, eso sí comodísima. Escribo a mil por hora porque hubo un retraso y tiene que quedar YA. Ayer me senté a la una de la tarde y no me levanté hasta las siete que me fui al gym para mover un poco el cuerpo. Volví y a las casi nueve ya estaba otra vez tecleando y tecleando. Me tomé un té negro y bueno, heme ahí que a la medianoche yo estaba como búho. No quería seguir tecleando (a esa hora como que la creatividad ya comenzaba a fallar). Me puse a reacomodar cosas en mi cuarto, doblar ropa lavada, darle sentido a mis joyeros que guardan mi colección de anillos de plata, mis arracadas de distinto tamaño y mis dijes. Podría contar una historia para cada cosa, me dije.

Luego, en el silencio de una noche de jueves, tomé un libro y comencé a leer sobre amor y enfermedad, sobre madres e hijas. Sobre la fuerza que puede existir en el pequeño cuerpo de una mujer.

Pensé en mi madre.

ellos, yo.

Photo on 1-15-13 at 3.34 p.m.
El de Barba, después de un intenso tratamiento químico, tomó la fuerza necesaria y se fue a España a hacer el Camino de Santiago. El de sudadera, después de un odio enorme por el inglés y la gringolandez, pasó a un estado de bilingüismo inaudito y fue aceptado en un programa especial de preparatoria que le sentará las bases para ser el traductor o intérprete que dice querer ser. La de en medio sonríe, sonríe porque está en medio de dos hombres geniales. ellos, yo: una familia.