EL CEMENTERIO MÁS GRANDE

Nunca voy a olvidar que una vez Marian me platicó que viajó a Juárez y que de regreso su hija -que entonces era una pequeñita- le preguntó ¿pasaste por las muertas?

Hoy me tocó volar a mí y volé por encima del cementerio más grande que he visto. Creo que desde las alturas pude medir todo un fraccionamiento, unas 8-10 cuadras de tumbas.

Escribo una novela sobre una niña que vive en esta frontera y, cuando vi el cementerio, me pregunté qué diría Julia mi pequeño personaje. Llegué a la conclusión de que ella tampoco sabría qué decir, qué pensar, qué sentir ante ese: el cementerio más grande.

LA LAVATRASTES, LA ARROCERA Y EL CUARTO DE LAVADO

Cuando recién nos mudamos me tomó unos días animarme a usar la lavatrastes. Cuando lo hice, lo hice mal, esto parecía caricatura de la pantera rosa por tanta pinche burbuja.

Cuando comenzamos a vivir juntos nuestro gran dilema doméstico era que el arroz no nos salía bien. Si yo les contara de la vez que casicasi nos separamos porque a uno de los dos se le pegó el arroz (no diré a quién).

Cuando me vine a vivir a esta ciudad el mejor y peor día era el día de ir a la lavandería. Dos horas de la vida de uno se iban como detergente en ciclo de ropa blanca.

Hoy estrenamos la arrocera y creo que con eso volví en mí. Hoy me siento de regreso a la vida cotidiana, a la vida en la que hay que pensar en qué hacer de comer, en hacer mandado, comprar el jabón especial para la lavatrastes y separar la ropa blanca de la de color antes de bajar a lavar.

Hoy volví en mí gracias a la lavatrastes, la arrocera y el cuarto de lavado.

Día de los Muertos

Hoy, Gerardo, es 2 de Noviembre Día de los Muertos. Hoy, Gerardo, es tu día. Hoy, Gerardo, tengo unas ganas terribles de llorar. Hoy, Gerardo, hermano, mi Príncipe Húngaro, te pienso más que nunca. He encendido una veladora, he escuchado a Lou Reed (a quien por cierto tú te llevaste, no te hagas), he pensado en tus cenizas. Esas que nadie le quiso dar a mi papá, esas que se quedaron en aquellas manos.

Estoy segura de que hubieras querido volver a casa, estoy segura de que hubieras querido que mi mamá, mi papá, Alejandro, Marcela, Gerónimo, Juan Antonio y yo nos hubiéramos ido a Bahía de Kino y hubiéramos dejado tus cenizas ahí, en ese mar que tanto amabas. Estoy segura, sí.

Hoy, tú lo sabes, es una fiesta grande en México. En todo el país se recuerda a quien ya ha partido, se hacen altares con la comida y las cosas favoritas de nuestros muertos. Yo nunca he hecho uno, supongo que es momento de comenzar. Al tuyo le pondría un vodka, supongo, unos tacos de cabeza, unos hot-dogs, unas coyotas, un auto de carreras, un casco y tu foto. Esa en la que sonríes travieso con tu cabeza pelona y un suéter siempre demasiado grande.

Hoy, Gerardo, hermano, mi Príncipe. Es Día de los Muertos y odio odio odio que seas parte de ello.

 

PIT STOP

En las carreras de autos cada corredor tiene un equipo que se asegura que todo esté bien mecánicamente en el auto. Después de una dos tres cuatro ocho vueltas el piloto se enfila a lo que se llama pit stop para cambiar las llantas, hacer leves reparaciones o ajustes, hay incluso situaciones en las que cede su lugar a otro piloto. El pit stop es un lugar paralelo al circuito, es la red de apoyo. Ahí los miembros del equipo dicen: “vas bien, campeón” o “hay que dar más para poder ganar esta carrera”.

Esto lo sé por mi hermano, a él le encantaban las carreras. A veces se levantaba a las 5 de la mañana en fin de semana sólo para verlas en vivo por sus canales de cable. Tenía incluso un casco, no que lo usara para correr autos, era simplemente el placer de tenerlo. A veces se lo ponía y bobeaba un rato con él.

Mi hermano murió hace casi doce días y lo que yo más necesito en estos días es un pit stop, un espacio paralelo a esta carretera que es la vida donde un equipo haga reparaciones, ajustes, tome mi lugar o solo me diga “todo va a estar bien, solo hay que dar más”.

Queda claro que la vida no es como el Fórmula 1. Y yo, en definitiva, no soy ni seré como Nicky Lauda, capaz de volver al auto después de las llamas.

día burbuja

Hoy, mientras caminaba al trabajo, estaba pensando en que mis últimos posts por aquí han sido bien blancoynegro. Pensaba en eso, en el blanco y en el negro cuando de pronto -noséporqué- pensé en una burbuja y esa burbuja me hizo pensar en cómo, hace dos o tres semanas, quisimos usar por vez primera la lava-trastes del nuevo departamento. Aquí es cuando ustedes se dan cuenta de que yo nunca antes había tenido una. Por lo tanto.

Se me hizo fácil, sencillo, casi nada, poner simplemente del jabón regular que uso para lavar los trastes. Nadie dijo nada. Es decir, nadie dijo nada hasta que ya lo había hecho. Él dijo “creo que debe usarse un jabón especial” pero supongo que mi rosa inquietud de estrenar me hizo desatender.

Resultado: una cocina llena de burbujas. Espuma y espuma por todos lados. Sí, como en una caricatura de la pantera rosa.

Así, señores, es como voy a recordar el día en que estrené la lava-trastes. Un día burbuja.

los días grises

se mueven lentos, se mueven raro. están vestidos de gris. su textura, no sé, simplemente no sé describirla. a ratos sale el sol. un sol derecho, cálido. un sol que llena de luz y esperanza y todas esas cosas en las cuales creemos los humanos.

pero

en general

 

los días se mueven lentos, se mueven raro, se mueven grises.

one day a person

One day a person is on this side of the world with you, and you can think of that person walking down a quiet, sun-lit street, or you can think of calling them, or of them calling you, even if they haven’t called you in years, and of what you might say to each other, all the interesting ideas of late; he might tell you in great detail about his dream of people living in tunnels and caves in a large mountain, and his step-sister the poet was there; and you can think of going to visit him, in his town, and of seeing him standing in the kitchen in the middle of the night in his underwear, knees bent slightly, hands (as always) dangling at the ends of his arms; and of his deep, rough and deeply comforting smell of tobacco smoke and woodchips. And then, one day, that person is no longer on this side of the world with you. There is a thin veil, a flimsy partition, and this person, a person you love, has stepped across it and off into the dark world. He is dead.

Eleni Sikelianos, The Book of Jon

Late Poem to My Father

Suddenly I thought of you
as a child in that house, the unlit rooms
and the hot fireplace with the man in front of it,
silent. You moved through the heavy air
in your physical beauty, a boy of seven,
helpless, smart, there were things the man
did near you, and he was your father,
the mold by which you were made. Down in the
cellar, the barrels of sweet apples,
picked at their peak from the tree, rotted and
rotted, and past the cellar door
the creek ran and ran, and something was
not given to you, or something was
taken from you that you were born with, so that
even at 30 and 40 you set the
oily medicine to your lips
every night, the poison to help you
drop down unconscious. I always thought the
point was what you did to us
as a grown man, but then I remembered that
child being formed in front of the fire, the
tiny bones inside his soul
twisted in greenstick fractures, the small
tendons that hold the heart in place
snapped. And what they did to you
you did not do to me. When I love you now,
I like to think I am giving my love
Directly to that boy in the fiery room,

As if it could reach him in time.

 

Sharon Olds

NENITAS A LA VENTA

El diseño quedó lindo-lindo. La edición fue cuidadísima. ¿Cómo no presumirlo? ¿Cómo no decirles que ya pueden comprar mis Nenitas?

¿Dónde? Aquí mismo: Nenitas en Venta.

En el DF pronto estará disponible en la Librería Rosario Castellanos. En Tijuana ya está en la librería El Día.

 

MI LISTÓN DE LA FELICIDAD

Hace unos cinco o seis años yo estaba con el corazón doblado -pero no roto- por algún conflicto que ni recuerdo con mi pareja de esa época. Era diciembre-casi enero. Mi maestra, gurú y amiga Lucía me invitó a una ceremonia especial para despedir el año y darle la bienvenida al nuevo. Meditamos con un grupo hermoso de personas, charlamos, hicimos oración, escribimos lo que ya no queríamos y no necesitábamos en un papelito y lo quemamos en una pequeña hoguera. Luego Lucía nos repartió listones morados. La misión: pedir un deseo y amarrarlo a la muñeca izquierda. El deseo se cumpliría cuando el listón se cayera.

Hace días hace semanas hace  meses quería escribir de mi listón. Quería incluir una foto y explicar lo mucho que me ha ayudado tenerlo en la muñeca, no pensaba en el deseo no cumplido sino que me ayudaba a cumplirlo, a cumplírmelo. Verlo me daba una especie de seguridad y expectativa. Es algo que de tan cursi no lo puedo explicar.

El caso es que la foto nunca la tomé. El post nunca lo escribí y hoy a las 12:10 de mediodía me he dado cuenta de que el listón se me cayó y ni siquiera sé en dónde ni cuándo. Pero sé muy bien por qué. Sonrío gustosa, sonrío traviesa. Sonrío: feliz.