entonces, tejer

llega el invierno y es cuando Una saca los estambres del clóset (lo que no significa que Una sea tejedora de clóset, claro). sigo con mi proyecto de cobija tejida en cuatro inviernos, este es el segundo y creo que voy un poquín atrasada. pero acabados los finales, los promedios y demás tecnicismos: a tejer se ha dicho. mi cobija está hecha de todas las sobras del universo. estambres de montones de colores y texturas se unen para hacer un solo cuerpo del texto (o algo así). esta es mi versión del quilt poetics. las historias que yo podría contar de cada estambre.

exhibit A: ese verde lo utilicé para una bufanda que regalé a una amiga de la infancia. exhibit B: ese rosa lo usé para bufandas que perdí en un bar hace doscientos años. exhibit C: ese gris lo he usado unas mil veces para cosas que nunca acabo.

and so on.

tejer es como caminar, una de las pocas cosas que me permiten no pensar en nada. algo indudablemente dulce para Una que por lo regular piensa en todo.

Ini

Ini está con nosotros de visita. Es quien primero se levanta, es quien prepara el más rico café, es quien va con nosotros de arriba parabajo, es quien se ríe de nuestras locuras y quien nos jala las orejas cuando es necesario.

Hoy, cuando yo tenía ganas de llorar por una de esas cosas demasiadolargasdexplicar, Ini me regaló las palabras más hermosas. Me dijo, como siempre, que hay que tener Fe.

Ini me enseña a tener Fe.

Ini, ¿lo dije ya?, es la Mamá de mi Barbudo, la abuela de mi Hijiiiistro y la Suegra que no imaginaba que Una podía tener.

la vida sin embargo

La semana pasada me hicieron una cirugía. Tenía terror, harto terror, aunque me habían explicado una y mil veces cómo era el procedimiento e hicieron hincapié en que entraría caminando y saldría caminando me moría de miedo. Fue anestesia local, amigos no hagan eso en casa, se siente horrible. Tres agujas gigantes entre mis piernas, mis piernas por cierto temblaban y yo nunca había sentido eso, qué debilidad, dios mío.

Y bueno, había una cámara y una pantalla gigante donde se podía ver todo, al principio opté por hacer una profunda respiración y mantener los ojos bien cerrados. Luego, no sé por qué, abrí los ojos y entonces no los pude volver a cerrar. Mantuve mi atención fija en todo lo que ocurría, en la forma lenta y delicada en que la doctora cortaba ese cacho de preocupante y precanceroso tejido. Yo, yo no sentía nada, tal vez una ligera incomodidad pero no estaba ahí el dolor que me imaginaba.

Hoy, hoy he vuelto a la normalidad, he caminado a mi trabajo los últimos dos días, he subido y bajado escaleras, caramba hasta he barrido y trapeado. Mi cuerpo ha vuelto a ser el de antes.

La vida, sin embargo, no. No del todo.

sin él

Un día a la semana doy un taller de escritura en el CAFV (center against family violence) aquí en El Paso. Mis alumnas trabajan conmigo para escribir su historia de vida. Mis alumnas son todas víctimas de violencia intrafamiliar. Mis alumnas son todas unas sobrevivientes. Mis alumnas son todas un ejemplo de valentía. He escuchado las más crueles y violentas historias de cada una de ellas. Las he oído narrar cosas escalofriantes, las he visto llorar y las he visto hacer lo posible por no llorar.

Cuando voy al voluntariado vuelvo a casa con el alma hecha girones, pero qué importa, qué importa si ayudé un poquito.

La semana pasada, sin embargo, pasó algo curioso. En el centro les hicieron una comida especial por el día de gracias, le dieron comida, pastel y trajeron a alguien para que les cantara. La chica, con una voz increíble, cantó “Sin Él” de Marisela. A cualquiera le puede venir igual pero para mí fue inquietante. Yo quería, quería que esa chica dejara de cantar, quería que cambiara de canción porque eso de que

“Sin él,
se ha acabado el camino
y ahora no sé a donde ir,
y atrás siento que la tristeza
se acerca y me empieza a seguir.

Hoy sé,
que mi vida no era tan mía
también era de él,
y mi orgullo se empieza a caer,
y de nuevo se empieza a encender,
esa llama que quise apagar
y que nunca podré…”

me pareció de pronto una bofetada, especialmente por lo que cada una de las señoras del centro ha vivido, especialmente por la forma en que cada una se hizo su camino, especialmente por el modo en que han sacado -de su tristeza, de su dolor- un enorme deseo de vivir, de salir adelante, de darse y darles a sus hijos una mejor vida.

Sin Él, mis señoras están mejor, mucho mejor.

LEO, LEO COMO LOCA

He estado leyendo un montón. Acabé una novela que se llama Trance, me eché en tres patadas Residuos de Espanto de Liliana V. Blum, estoy a medias con Historia de las Feminazis de América, acabé yet another novel by Chuck Palahniuk. Ahora estoy picadísima con La sonámbula de Bibiana Camacho y con Los señores del Narco de Anabel Hernández. Así se siente el fin de semestre, así se avizora el invierno. Yo, metida en casa: leyendo. Yo: trepada en el auto: leyendo.

la tía Adela y los aros de plata

Mi tía Adela tomó un camión desde Naucalpan hasta Querétaro para ir a mi lectura. Mi tía Adela llegó a mi vida cuando yo tenía quince años. Mi tía Adela me enseñó quién era mi abuelo, quién mi bisabuela, quién mi bisabuelo y me enseñó, también, a entender que aunque las decisiones tomadas en el pasado nos separaron a todos e hizo un santo desmadre familiar somos eso: familia. Mi tía Adela es mía, mía nada más. Es la única persona que no he compartido ni con mis padres ni con mis hermanos ni con mi hijo. Yo, que todo lo comparto, me quedo con mi tía. Es difícil explicar lo que siento cuando de pronto me regala un dije lleno de aros de plataPhoto on 11-26-13 at 7.29 p.m. y me dice: chulísima estos son como los círculos que tú has cerrado, las familias que tú has unido, esto es como tú.

nenitas

mis nenitas han estado por aquí y por allá. mis nenitas se han vendido. mis nenitas me han acercado a gente interesantísima. mis nenitas, por cierto, pueden encontrarse aquí.

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movida

me gustan las fotos movidas. hay algo en ellas. un noséqué. la naturalidad. el temblor del fotógrafo, qué se yo.

hoy vengo movida, sí, como foto.

movida por lo que viví, movida por lo que vi, movida por lo que sentí.

 

mi hermano murió y nos dejó un secreto. su secreto tiene 30 años y tiene un hermoso nombre. su secreto lo olvidó, brutalmente, hace muchos años pero su secreto me buscó, me escribió, me abrió las puertas de su casa y de su alma. he conocido a la hija que mi hermano perdió la oportunidad de tener. he conocido a la sobrina que sin saberlo me hacía falta.

vengo movida. ¿les dije ya que tiene dos bebés?

siempre es así. muere alguien y la vida se asoma por otro lugar.

ESA, LA PRIMERA LECTURA

  1. El otro día en NPR estábamos escuchando la historia de un chavo que no fue enviado nunca a la escuela (o que no acabó ni la primaria) y que había aprendido a leer y escribir ya de adulto. La reportera narraba las peripecias de alguien que creció sin saber cómo leer el menú de un restaurant o las noticias del periódico y cómo su vida cambió rotundamente cuando finalmente aprendió a enfrentarse al texto escrito. La nota se cerró diciendo algo como: “ahora él ha comenzado a leer novelas y dice que su vida, definitivamente, cambió ya por completo”.
  2. (me puse a pensar en una tonta envidia hacia ese hombre, qué se sentirá leer una novela por primera vez cuando ya se ha vivido la infancia, la adolescencia, tal vez la muerte de los padres o un corazón roto).
  3. Un día a la semana doy un taller para mujeres que fueron víctimas de violencia intrafamiliar y cuyos maridos nunca arreglaron su situación  en Estados Unidos. Ellas, tienen que escribir su historia de vida para iniciar su proceso legal. El primer día de este taller una señora me dijo: “yo no sé escribir bien”. Fue fácil contestarle: “no se preocupe, nadie sabemos, pero juntas verá que acabamos el texto”. Su respuesta aún me ronda: “no, yo no sé escribir-escribir. nunca fui a la escuela, tuve que aprender de grande por mí misma para poderle escribir a mi mamá en Michoacán porque mi esposo nunca nos dejó tener teléfono en casa”.
  4. (me puse a pensar no dejo de pensar siempre quiero pensar en el privilegio que muchos tenemos y en el que nuncamente pensamos).
  5. En un lugar del mundo un hombre comienza a leer novelas. En otro lugar, una mujer debería escribirlas.

El Último Intento

Es el nuevo libro de cuentos de Mariel Iribe Zenil, bravísima narradora de Sinaloa. En él se deposita el subsuelo de las relaciones de pareja, esos que buscan un departamento lindo, una casa con jardín o tener un hijo y que terminan encontrando el desconsuelo de su/la/nuestra realidad.

El de Mariel no es un intento: es un logro.