DOMINGO

Hoy finalmente me siento descansada de una semana ajetreada, de un viernes fantástico y de un sábado largo de limpieza espiritual y casera. No complains, todo fue mucho, mucho, ¿ya dije mucho? mejor de lo que yo esperaba.

Un resumen rápido incluiría: el chat del imparcial con 25 preguntas máomeno, la entrevista de la Lilliana, el Conrado del ISC, el tipo de la bici por el colson que me quería pasear, la lluvia, las flores del tec, los alumnos, amigos y maestros, la risa del hijo, los chocolates de la maría, las carrillas de la paola, el vino del tulio (el que me sirvió en mi casa no el que se robaron), las risas del abraham y del alán, los gritos de la paola, el silencio y los ojos grandes de la paloma and boyfriend, las demandas de la paola, la exposición del peter, cortar el moño del peter, las risas de la paola, la llanta que se ponchó, la bufanda del meza, sentarme en las piernas del meza, beber hectolitros de cerveza con las moiras (antes conocidas como las crápulas), el gorro del mandy, las fotos del juan, la reparación de llanta del juan, la botana de la botana, el carro alemán que a fin de cuentas muy alemán y todo pero igual falló, la lluvia, y la cama ya muy entrada la madrugada.

Podría escribir un libro sobre el día que presenté mi libro. Fácil.
Beso a los presentes, a los ausentes y a los de siempre.

EL RATÓN, EL VENENO Y LA VERBENA

Comencé a sospecharlo desde hace dos días. Una pequeña sombra por aquí y por allá. No le di mayor importancia, bien podía ser mi imaginación. Pero luego cuando encontré sus, sus… wácala, ni quiero decir sus qué… cuando encontré “eso”, me dije: aquí hay ratón encerrado.

Y ayer mis sospechas se hicieron ciertas. Mis vecinas, entre gritos y pataleos me hicieron saber que estábamos siendo invadidos por ratones:

– Yo tengo a mi marido matándolos ahí dentro, le advertí que hasta que no quedara nada volvería a la casa. ( y yo pensé: seguro que el marido se está tomando su tiempo para matarlos).

– Es que tienen frío y buscan calor en las casas, dijo la de la esquina (que hace unos tamales de elote buenísimos)

– Pues que se compren un suéter, dije yo riéndome. (Claro no tenía la seguridad de que yo también era el abrigo de un roedor.)

Y cuando entré a la casa, la pequeña sombra, con su larga cola, me hizo no sólo pegar un brinco sino correr con mi vecina (la de la esquina) para que me ayudara a resolver el asunto. Es bien sabido por todos que ella siempre tiene soluciones. Pan tostado con mantequilla, cortado en cuadritos y aderezado con veneno, sí, con eso regresé a casa. Sintiéndome de lo peor. ¿Lo iba a envenenar? Sí, claro, lo iba a envenenar, la situación no podía seguir así… alguien podría pensar que mi casa era en efecto un santo cochinero, una posada para ratones. O, lo que era verdaderamente peor, que mi casa se convirtiera en el Ramada Inn de la población roedora de mi colonia.

Coloqué el pan envenenado aquí y allá. Luego me puse a estudiar, cené, me bañé, me puse piyama, me sequé el cabello, prendí la tele… Pronto estaba dormida. Hasta que…

un ruidito

dos ruiditos

tres ruiditos

luz, ratón, grito, salto.

Huir!

No estoy segura de que estuviera agonizando, pero tampoco estaba segura de que quedarse ahí era la mejor solución. Nunca me habían dado miedo los ratones, sé que es absurdo pero yo ya simplemente no pude volver a mi cama. De puntitas, tomé suéter, tenis, llaves, teléfono, bolsa y fui a guarecerme a la hermana república de La Verbena con alguien que hizo lo posible por no reírse de mí y me ofreció su habitación sin roedores (al menos eso creo).

Hoy no volveré a mi casa hasta las cinco pe eme, y desde las seis de la mañana, no dejo de preguntarme si al volver encontraré algún horroroso cadáver en mi casa (y en mi conciencia).

CHATEAR O NO CHATEAR…

Hoy me llamaron del Imparcial, para invitarme al chat con los lectores. ¿Cuándo? este viernes a las once de la mañana (hora de hillo). ¿Qué me van a preguntar? ¿Qué voy a decir? ¿Me ganará la risa? ¿Alguien me dirá cómo te atreves a…?

qué mello.

Lo único bueno es que no tengo que pensar qué debo ponerme.

11 DE FEBRERO (que no se olvide)

El 11 de febrero tenemos dos eventos.

A las cuatro pe eme, será la presentación de No son gente como uno, el libro de la Sylvíssima. En la Biblioteca del ITESM Campus Sonora Norte, cáiganle: abrá vino y ambigú. Los presentadores son Ma. Antonieta Mendívil y Sergio Valenzuela (que tiene jefe nuevo y tiene que convencerlo de que le dé permiso de salirse).

Luego…

Haremos algo entre cinco y ocho pe eme (se aceptan ideas). Porque

A las ocho pe eme, será el opening de la exposición (des)enfoque: fotografía al óleo de mi compita el Peter Zylstra en el Olympus Café. No falten!!

Y más tarde…

Algo se nos ocurrirá a todos para festejar!

LA RISA DE CARMELA

Simplemente voy a borrar de mi mente el fin de semana. Bloquearé el sentimiento. Ningún terapeuta me lo va a sacar en base a preguntas. Es más ya no está aquí nada de su basurita. Y es que, claro, hay días en que pareciera que es mejor no salir de cama.

Así que me brincaré una serie de detalles para llegar al punto más alto del sábado. Heme yo, con la preocupación de tener que hacer una tarea en equipo (con un equipo que me parece confunde valores y tradiciones, trabajos con confesiones, análisis con nacionalismo) (chin, ni tan bloqueado ni borrado el asunto, eh?)… bueno pues ahí estaba yo con mi hijo muriéndose de frío y de enojo por no poder estar en casita cuando ella abrió la puerta. Claro que puedes trabajar en mi computadora, yo me encargo de los niños, tú a lo tuyo. El hijo feliz destar con su amigocho, yo molesta con la tarea pero cómoda en su hogar. Ella haciendo palomitas, sirviendo agua de zarzamora, preparando quesadillas y básicamente haciéndome sentir cómoda.

Pero luego se fue a ver la tele.

Y entonces sucedió. Su risa, señores, la risa de mi amiga es lo máximo. Es un encanto de la naturaleza. Como si no bastara sólo su presencia. Su carcajada es divina, invita a sonreír, a reír, invita a pensar que no pasa nada, que no hay nada grave en ningún lado (o eso será por su karma?).

Sí, lo mejor y lo más importante de mi fin de semana fue escuchar la risa de Carmela. (tiene razón el edgar, hay que escribir cuentos graciosos sólo para escucharla reír).

A COLORED NIGHT

Anoche fuimos a la opening de Leve Libación (ya sé, ya sé… qué nombrecito!) una exposición de artistas locales donde comprobé una vez más que me gusta el trabajo de Esteban Moreno (hijo de tigre…) También hay dos tres otras cosillas que me gustaron aunque otras para nada. Claro yo no fui la que lo dijo en voz alta, yo no fui a la cual se le acercó un pintor a decir: I like comments, yo no fui la que tuvo que tirarse todo un rollo, pa salir del paso, sobre la textura, la forma de…, el uso de… con referencia a uno de los cuadros del dicho artista… No esa no fui yo, ese fue mi acompañante que es la segunda vez que hiere los sentimientos de nuestros artistas sonorenses (hay un tono irónico aquí, lo juro).

¡Dios, la autocomplacencia!!

(and Im not talking ‘bout masturbation or anything like that)

Ahí nos encontramos a otros amigos (menos autocomplacientes) que nos invitaron a un lugarejo llamado CasaNieves o algo así. Un lugar muy bonito, oscurito, fresquito, con una megapantalla y, bestias, un Karaoke que (gracias a Dios) nadie usó. Pa pronto el gremio gay de la mesa pidió nos pusieran el dvd de Robbie Williams y luego el de Madonna (y el orden de los factores no alteró la histeria fanática).

Después de hablar como veinte minutos sobre Robbie Williams y otros veinte sobre Madonna, hablamos de Napoleon Dynamite, La Jaula de las Locas (no comments), los mariscos y, claro, de los artistas sonorenses (hartistas diría el meza).

Fue a colored night.

Por lo menos se le quitó lo raro al día.

RARO

Raro es el título de una novela del español Benjamín Prado.

Raro es el sabor del café sin azúcar.

Raro es encontrarse a una persona sonriendo a las 6 de la mañana.

Raro es este día.

Seguiremos informando.(Si algún día podemos explicarlo).

PICTURES OF ME

Mi hermano mayor siempre la ha adorado. Yo, siempre la había odiado. Es una foto de Sylvia como a los ocho años de vacaciones en el DF. Estoy sentada con una amiga (La Verito) en una trajinera, en Xochimilco. Mi rostro muestra la felicidad de los ochoaños, el encanto de estar navegando. La nota graciosa es que el zíper de mi pantalón está completamente abierto. Por supuesto, yo no lo sé.

Y qué feliz me veo en mi ignorancia, no soy presa de nada, no hay miedo ni bochorno. Nunca supe ni cuánto tiempo estuve así. Sólo tiempo después vine a enterarme (cuando revelaron el rollo) del penoso asuntillo. Ni siquiera recuerdo si entonces sentí algún tipo de vergüenza.

Que suave que así fuera siempre. Supongo que a veces la ignorancia nos brinda más felicidad… No tengo que platicarles que desde entonces cada vez que me van a tomar una foto me aseguro de que el zíper esté donde debe estar, que no haya un cachito de espinaca en mis dientes y de que tengo la panza bien sumida…

DOS PROBLEMAS DE (no) FUMAR

1. No puedes ligarte a nadie. Te pierdes eso de: sacar tu cigarro, fingir que no traes encendedor y que alguno (a veces hasta guapo) te lo encienda (ejem).

2. No escuchas las mejores conversaciones en tu trabajo. Te pierdes eso de: vamos a fumarnos un cigarro, ¿no? y tres de los que mejor te caen se van a su guarida tabaquera y la pasan de lo lindo. (La opción de ir aunque no fumes, no funciona, no es lomismo, no sabe igual).

Bueno, esas dos no son razones de peso como para iniciar un hábito (qué raro, ellos mismos le llaman vicio y yo sigo llamándolo hábito) peeeero: ¿a poco esta foto es vaya invitación para ello? Levante la mano el que ame la bocanada de Cerati.