Esta mañana salimos a nuestros deberes con la flojera de todo viernes. El kinder y el tec nos esperaban. Yo subiendo una mochila, la otra, mi termo con licuado, la bolsa, el teléfono, un cidi de veloso, los libros del hijo, el hijo… ¿y el hijo? Ya voy, ya voy…
El de casiseis sale de la casa con un paraguas, de nada valió decirle que no estaba lloviendo y que lo más seguro es que hoy no iba a … No, no, es para jugar en el carro. La verdad, la mera verdad, no tuve ganas de mostrarle argumentos firmes sobre jugar con paraguas en los carros, estoy resfriada y tengo derecho a hacerme la loca. Cerré la casa, me subí al carro y off we go.
8:30
Petición: Mamá, cuando veas un pajarito me avisas.
Respuesta: Sí, nene, sí (estoy tratando de poner el disco)
8:32
Petición dos: Mamá, si ves un pajarito, me avisas.
Respuesta: Sí, yo te aviso.
8:36
Petición tres: idem
Respuesta: idem
8:38
Petición cuatro: ¿no has visto ningún pajarito todavía?
Respuesta (o más bien pregunta?): bueno bueno, para qué quieres que te diga si veo un….? (giro un poco mi cabeza y observo que el paraguas se ha acomodado en sus brazos cual bazooka, el de casiseis es un soldado de oliver stone)
¿QUÉ TE PASA? ¿para eso quieres que te diga si veo un pajarito? Oye, eso no se hace, ni de broma porque… (les voy a ahorrar mi más sentido discurso que involucra el cuidado hacia la vida animal, la ecología y las consecuencias de la violencia que incluyen un cuestionamiento hacia el mario smash de su game cube)
El de casi seis me permite soltar todo ese montón de ideas que mi alma ecológica pudo elaborar en unos tres minutos, me escucha serio, quieto, solemne hasta que decidió romper el silencio diciendo:
Ay, mamá, ¿que tú no sabes cómo son los hombres?
Por supuesto… me quedé sin palabras, ¿qué caso tenía seguir discutiendo? ¿qué argumento podría presentar ya? Lo dejé en el kinder y heme aquí a las doce veintitrés del día con la misma pregunta flotando gorda y redonda: ¿sé yo cómo son los hombres?
Si alguien sabe cómo aclarar mis dudas: escríbame!