SUEÑO (cursi) DE TORNADOS

Anoche tuve un sueño que involucraba tornados, carros volando, carpas azules que desde el cielo parecían ovnis, yates de gringos que en lugar de estar en el mar de san carlos están en el estacionamiento de la uni. Trastorno general.

Yo trataba de llamar a casa de mis padres para asegurarme que el de seis estaba bien. Nada. Todos corrían de un lado a otro pero tú estabas como si nada, en una butaca, con la tranquilidad del mundo. Me acercaba a ti y me preguntabas:

-¿Tienes miedo?

De fondo estaba esa rolita de daniela y noséqué que se llama Miedo y que me gusta porque me da mucha risa. Te contesté:

-Sí, tengo miedo.

Recuerdo que había mucha gente también sentada en las butacas, conocidos míos, tuyos. Me dijiste:

-Pues no tengas.

Y extendiste tus brazos hacia a mí.

(eso de ser cursi hasta en los sueños está muy jodido)

¿AMOR O DESEO? (como usted prefiera)

En la novela Jardines de Kensington (tema para un post) un personaje hace una reflexión que me gustó mucho y que comparto a continuación:

“Es genial cuando el amor se muda a la casa vacía de nuestro cuerpo y comienza a decorarlo sin prisa y a la vez sin pausa.”

Pero como yo últimamente siempre cambio el amor por deseo me atrevo a reescribirla como me gustaría oírla:

“Es genial cuando el deseo se muda a la casa vacía de nuestro cuerpo y comienza a decorarlo sin prisa y a la vez sin pausa.”

Claro pero yo soy yo y usted es usted. Siéntase libre de elegir cualquiera de las dos opciones. O bien de agregar la palabra de su preferencia y decírsela a su persona favorita.

LOS GATOS DE AMARANTA

Estaban por todas partes. Mirabas por aquí: un gato. Mirabas por allá: otro gato. Mirabas a tus pies: otro gato. Cerca de la puerta: dos gatos. En aquella esquina: otro gato.

Seis, seis gatos. Seis seres peluditos y maulleantes. Gatos de diferente color, de diferente personalidad pero todos todos hospedándose gustosos en la casa de Amaranta.

Despertabas y sentías sus patitas sobre tus manos, tu panza, tu cabello. Abrías los ojos y estaban en las manos, en la panza y en el cabello de Abril, en las manos, en la panza y en el cabello de Amaranta. En las manos, la panza y en el cabello de quien se dejara.

Férula, la mamá, caminaba con clase y orgullo, sabiéndose la madre ideal. Después, supongo, fue presa de una depresión post-partum pero evitamos hablar de ello. Hay que ser prudentes con las madres primerizas.

Yo tuve suerte, Yvonne tuvo la gran idea de retratarme con Balina, mi favorita. En realidad, tuvo la gran idea de retratarme con todos ellos, ¡qué locura! gatitos por aquí, gatitos por allá, gatitos por delante, gatitos por detrás.

Pero ningún animalito resultó herido de esta sesión. Si acaso nuestros corazones se doblaron cuando supimos que pronto todos y cada uno de ellos irían a vivir a hogares distintos. C’est la vie.

Seguro ellos a donde vayan llevarán también impreso el recuerdo de la estancia en la casa de la Bella Amaranta que a todos nos alimentó con cariño y poesía.

DISTINTA (relato)

Otra cama. Otras sabanas. Unos brazos, otra tibieza. Un panorama nunca antes visto. Levantarse lento, muy lento. Caminar entre zapatos y ropa, entre los restos de una larga fiesta. Buscar debajo de aquí, debajo de allá, lo propio. Vestirse apurada, silenciosamente.

Esto no sucede siempre, no así.

Recordar el temblor de anoche, el tartamudeo de anoche, las caricias de anoche, las palabras de toda la noche. Estar, ser, sentir. Permitirse abrir brazos y ojos, alma y dedos. Todo resumido en un aleteo de fragancias, besos en el cuello, cosquillas en los muslos.

No, esto no sucede siempre así.

Ahora sólo resta escurrirse. Desconfiar: no ver más allá de la nariz, más allá del azar. Quedarse con esta única vez, ésta que tiene la intensidad de muchas, de siempres. Marcharse.

No retroceder.

Y sin embargo, tampoco avanzar. Porque esta vez, se sabe bien, fue distinta.

RUPESTRE

Bueno pues la palabra de este día fue RUPESTRE. Se le explicó al de seis muy claramente. Así que sean muy muy cuidadosos porque con rupestre y patético en su vocabulario, mi hijo puede ganar cualquier argumento.

EL ATÚN Y SU TEXTURA

No soy fan del atún, pero me lo como, lo acepto. Es válido, ¿no? Pero ayer tú me saliste con que “simplemente no puedo comerme algo que tenga ESA textura”. Me reí mucho y te pedí permiso para citarte.

Esta noche, voy a la mesa y adivina: en mi plato hay un sandwich de atún. Me lo como pero no puedo tomarlo en serio. Ya no. Lo veo y sólo pienso en su textura.

Pinche atún.

Y la culpa es tuya.
No quiero ni saber qué piensas de la soya o del tofú. Del gluten, ni hablemos…

BE CAREFUL

Ayer el de seis hizo una importante pregunta. ¿Qué quiere decir patético? le brindé la opinión del pequeño larousse de bolsillo y añadí dos que tres ejemplos de mi cosecha.

Su duda fue aclarada, así que yo sugiero que sean cuidadosos con sus actos porque él ya aprendió la palabra patético y estoy segura de que no tendrá miedo de utilizarla inmoderadamente.

SON MENTIRAS…

Quien me conoce sabe que yo no podré hacer reposo total. Así que después de mucho meditar, de escuchar las opiniones de mis fuentes de madurez he decidido adulta y responsablemente entregarme a las manos de algún médico interno que pondrá un horroroso yeso en mi tobillo derecho para que este finalmente se mejore y no me dé lata en lo que resta del año (que promete ser traqueteado).

Ni modo.
Insisto: se aceptan e mails, llamadas, mensajes y tupperwares con lonchi (vegetariano plis).

REPOSO TOTAL

Estaré en reposo total. Todo indica que ese tropezón (ejem) es en realidad lo que los médicos llaman esguince uno de los que necesitan o reposo total o yeso.

He prometido reposo total.
Se reciben llamadas, mensajes al fon y señales de fe.

También cariños y tupperwares con lonche.

Estaré calmadita frente a mi tele o calmadita en mi sillón de leer o calmadita en mi cama. En re po so. Así que eviten invitarme a bailar o a brincar la bebeleche en estos días porque cuando vuelva a tijuana tengo que ir a bailar al Menéalo con el Pato.