desaparecer, el verbo. desaparecida, el sustantivo. ambas palabras revuelan en todos los rincones de méxico. el verbo en las noticias, el sustantivo en los periódicos. ambas palabras quitándole el aliento a familias, familias enteras. desaparecer. todo en este país parece que va a desaparecer menos lo que de veras tiene que desaparecer.
derrotada
desde el domingo me siento un poco derrotada. digamos que escuché a mi hijo hablar sobre feminismo y… no, lo escuché hablar en contra del feminismo. a él le parece que hay equidad de género. a él le parece que no, que las mujeres no tenemos que enfrentarnos a un sistema patriarcal en casa, en el aula, en el trabajo. lo peor es que plantea argumentos, cita un artículo del New York Times que explica que no existe diferencia salarial entre hombres y mujeres, que eso es un mito.
me siento derrotada. yo pensé que había sido clara, que mi labor estaba hecha. yo creía que. incluso así lo dije aquí.
pero no. el hijo es de esos que a las feministas las llama feminazis. el hijo no sabe que por ejemplo hace unas semanas secuestraron a dos chicas y que fueron encontradas dentro de… el hijo no sabe muchas cosas, o las sabe pero no ve la dimensión en ello. a lo mejor el hijo, simplemente, piensa que vivimos ya en un mundo muy progre e ignora lo que una chica se sortea allá afuera en el mundo real.
se lo puedo decir yo, pero a mí no me va a creer. ya lo escucho decir “ay, mamá, exageras.” al hijo se lo tiene que enseñar alguien más, una amiga, una hija, una hermana. o un amigo, un hijo. alguien. o él mismo. pero tiene que.
porque si el hijo no logra entender que aún no hemos logrado la equidad económica, social, cultural, y económica entonces la derrota va a ser suya. suya y de este mundo que normaliza y desensibiliza lo que violentamente ocurre.
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escribir en la dirección del miedo
el otro día leía una entrevista a brit bennett, autora joven de una novela que muero por leer. ella decía que al trabajar en este libro lo hizo consciente de que escribía en dirección del miedo. su miedo. la frase se ha quedado conmigo por varios días.
escribir en la dirección del miedo.
sin darme cuenta lo hago también, o al menos lo he comenzado a hacer. ocurre en todoesoesyo. ocurre en el libro de cuentos que trabajo con la lentitud de una tortuga. ocurre en ese otro proyecto que, de tanto miedo, aplazo en la pantalla.
escribo en la dirección del miedo. ¿para evitarlo? ¿para enfrentarlo?
no sé.
no importa.
lo que importa es hacerlo.
lo que importa es tener una dirección, la que sea, aunque después se cambie.
lo que importa es escribir.
¿por qué, si no por escribir, lo dejé todo un día y me vine a esta orilla de este país?
hoy es mi segundo día con cuarentaytres años, y he amanecido con ganas de asumir cosas: el miedo, por ejemplo.
cada vez
cada vez que hago cartas para llamémoslas “situaciones de mayor nivel” las cosas no salen como las deseo. he tratado de pegar el brinco de este cacho de texanía un montón de veces en los últimos tres años. nada sucede. es difícil no tomárselo personal. es difícil no apachurrarse. es difícil. muy difícil.
es como si cada vez que trato de salir lo único que hago es quedarme más. adentrarme más en esta vida. amo este cacho de texanía. amo mi trabajo. amo mis alumnos, pero quisiera un sí. uno. uno nada más.
digo esto porque lleno formularios para intentarlo de nuevo. lleno formularios. los lleno de mí. y para hacerlo debo yo misma llenarme de mí, hacer un repaso mental de lo que soy y de lo que he hecho.
cada vez que pienso y escribo sobre lo que soy, me doy cuenta de que nada es más importante que eso: ser, simplemente ser.
ansiedad
yo no sé si es que se acerca el cumpleaños o simplemente es el estrés de lo que hemos llamado el último año de la vida como es ahora; el punto es que la ansiedad ha vuelto de manera despiadada. el cosquilleo en las piernas, el monólogo interior acerca de cosas bien absurdas (esta mañana por ejemplo me preguntaba yo a mí misma, ¿mi misma dónde dejaste la bolsita de ligas? a pesar de que yo NO necesitaba la bolsita de ligas). estoy sentada en el escritorio y me da por pararme unas mil veces a hacer cosas que no son urgentes. tengo ganas de limpiarlo todo, de reacomodar todos mis libros. mis cajones y mi clóset ya pasaron por mis manos unas dos veces en los últimos tres días.
pero ayer Barbudo se puso a leerme un artículo y me obligó a acostarme y respirar. el artículo decía que yo debía asumir la ansiedad pero no dejarla que me domine. ¿ya les dije que a veces soy muy sumisa? pinche ansiedad, no tiene respeto.
mini-syllabus
Or things I wish I could do when I grow up.
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madre en sueños
el 6 de septiembre se cumplen dos años de la muerte de mi madre. la extraño, la extraño muchísimo. hay un momento entre las cinco y seis de la tarde en que ella se asoma en mi mente, porque a esa hora me llamaba o la llamaba, a esa hora chismeábamos de nuestros maridos o nuestros hijos como las amigas que de vez en cuando éramos.
la he soñado mucho últimamente. anoche, por ejemplo, soñé que yo estaba por dar a luz a un hijo que no era mío, habrase visto, en sueños yo era el almacén del bebé de alguien más. el caso es que ahí estábamos mi mamá y yo, en el empuja, no empujes, en el ya viene el bebé, en el ay qué dolor-sé-fuerte-hijita. era raro, dar a luz y sentirse desligada al bebé, lo importante de mi sueño no era él, sino que mi madre estaba conmigo.
hablábamos, reíamos, llorábamos. nos sentíamos aliviadas cuando el pequeñito salía de mí y se iba a los brazos de quien sería su madre. en mi sueño, dar a luz al lado de mi madre era un sentirse libre.
mi madre en sueños es lo que a veces me permite no perder la fe. ¿fe en qué? en mí, en la vida, en algo. fe nomás.
mira
cruzar
una vez a la semana cruzo a Ciudad Juárez, ya sea para comprar medicamento o, simplemente, para comer en la Nueva Central. creo que cuando recién llegué aquí no cruzaba con la frecuencia que lo hago ahora, no es que conozca más la ciudad, no es que extrañe México (vivir en El Paso no es vivir en Estados Unidos a fin de cuentas). lo hago porque puedo, porque quiero. porque no tengo miedo (y no sé si alguna vez lo tuve).
cruzar significa caminar. caminar significa olvidarlo todo por un momento. olvidarlo todo por un momento es un regalo cuando día con día una y otra ansiedad se me trepa en el alma.
podría caminar en otro lado, sí, pero caminar y cruzar se han vuelto la mejor forma de ser.