Pues ahí tienen que el miércoles me llama la Elsa (alias la conchaurquiza) y me dice ¿a poco no puedes ir a comer con nosotras al Jung? y yo le digo Conchita, ¿a poco crees que no?
Y comimos en el Jung (ahora Verdeolivo), el veintiúnico restaurant de comida vegetariana de la ciudá. Ensaladita, crepas de huitlacoche, agua de jamaica (ni modo de pedir Pecsi) más ensaladita y aderezo de nuez. En la sobremesa se llegó a la conclusión de que veríamos un par de capítulos de Sex in the city, propiedad de la antes mencionada concha, myriam, cristina y yo (al hijo, que también iba, se le prendería un gameboy pa que sentretuviera).
En el cuarto de la Maricarmen (que es grande, cómodo y con muchos espejos) nos acomodamos bajo una buena cantidad de cojines y nos echamos fácil cuatro-cinco episodios. Llegamos a la conclusión de que, en efecto, yo soy miranda, myriam es charlotte, cristina es carrie y elsa (concha) es samantha… bajo el curioso efecto de la delgadalínea ficción-realidad, reímos, suspiramos y nos dimos cuenta de que somos pinches personajes de t.v. (gringa)…
Fue una tarde agradable. Al final nos prometimos hacer algo el sábado: Cristina dijo ¡un antro! (cara de gusto), Myriam dijo ¿un antro? (cara de no), Elsa dijo ¡Fiesta! (cara de más gusto) y yo dije: ay, lo-que-se-a (cara de no meimportaqué pero hagamos algo que mi vida lo requiere).
Ya les diré qué hicimos…