Ahora ya no. Ahora te dejo más libertad. Y al mismo tiempo, me doy libertad también a mí. Me he vuelto más sabia. Antes, si sentía rencor, se infiltraba en las venas, en los ojos, en el pensamiento. Un rencor insomne. Ya sabes qué es el insomnio. Resulta desagradable, es terrible. Porque todo es presencia. Presencias nocturnas. En las horas silenciosas, cuando el insomnio deambula por las habitaciones, en la tuya se hiela. Y entonces me siento junto a ti.
Fleur Jaeggy, Proleterka