Genealogías

He comenzado un nuevo proyecto; uno que, para variar, me ha obligado a mirar dentro de mí y dentro de mi familia. Claudia que es LA especialista en árboles genealógicos, Claudia que es la CIA de los registros civiles del país, busca y encuentra.

Descubro.

El lado de mi madre. Descubro que mi bisabuela tuvo dos gemelas que murieron a los días de nacer. Descubro que mi bisabuelo vivió casi 93 años. Descubro que mi abuela, una mujer divorciada y tachada por ello, tuvo un segundo matrimonio del que nadie sabe nada. Las familias se edifican en silencios y secretos, supongo.

El lado de mi padre. Descubro que hay poco. Descubro que hay nada, más allá del bisabuelo, nada. Un divorcio. Un acta de defunción. Y ya. Los archivos nada dicen de la demanda que mi abuela le hizo a mi abuelo. Los archivos nada dicen de cuándo o cómo murió mi abuelo. Los archivos nada dicen de cuántos hijos tuvo él con su otra mujer. Las familias, también, se edifican en misterios y espacios en blanco, supongo.

Lo que es cierto. Es que en mi familia hay padres que se van, padres con más de una esposa. Padres que no aparecen en ningún lado. En mi familia hay, también, imigrantes; hay mujeres y hombres que, aunque con razones seguramente muy distintas a las de los refugiados que ahora veo en todas partes, dejaron un hogar para intentar formar otro. Mujeres y hombres transitando jornadas de esperanza.

He comenzado un nuevo proyecto; uno con genealogías. Uno de esos proyectos en  que buscar es tan demoledor como encontrar.

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