textos antes del café

durante el taller de Tepoztlán, Luisa nos compartió su práctica matutina. se levanta y así en piyama, así sin café, así sin siquiera tener los ojos bien abiertos, se va a su estudio a escribir. escribe lo que sea, sin pensar, escribe lo que sea, sin revisar. no importa lo que escriban, nos dijo, lo que importa es escribir. y si algo de ahí se puede rescatar, bien, si no, pues.

no lo hago a diario, digamos que lo hago un día sí, dos no, dos días sí, tres no. lo hago cuando mi ánimome arrastra por ósmosis al escritorio. al archivo lo llamo textos de madrugada, aunque la verdad, nunca es la madrugada. lo más temprano ha sido las 7:45 am.

ha sido un ejercicio rearísimo. lo más cercano a hacer un diario que no es impostado. lo más cercano a escribir el verdadero yo. digo cosas… no. ESCRIBO cosas que ni yo misma sabía que andaban por ahí. no escribo de mí, pero cuando digo eso siempre en realidad escribo de mí.

creo que al archivo lo debería llamar textos antes del café. porque es en esas mañanas que mi cerebro está manso, que mi cuerpo no tiene ansiedad alguna, que mi alma no piensa demasiado. y créanme mi alma SIEMPRE piensa demasiado.

yo no sé si estos textos antes del café se vuelvan un día algo más, en realidad poco importa. lo que importa es que lo que estoy escribiendo, no a esa hora, sino después, en otro momento del día y de la semana, está saliendo distinto. o a lo mejor está saliendo como toda escritura en realidad debería salir y yo lo ignoraba.

por cierto.

este es un texto sin café.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Un Alma Cercana