Fue medianamente fácil irme de aquí (o tal vez no y deba revisar viejos archivos de este blog para enterarme). Pero en esta ocasión, en este verano será verdaderamente difícil marcharme. No quiero ni pensar en meter las cosas en el auto, ponernos los cinturones y manejar a la Texanía. No quiero.
Quiero quedarme, quiero estar. Quiero.
Pero mi familia depende de mi sueldo, mi hijo necesita que yo le grite que se meta a bañar, mi Barbudo requiere que le dé lata por sus medicamentos, mi hijistro también necesita de lo que soy para él.
No me puedo quedar.
Pero puedo, eso sí, volver, volver cuantas veces pueda y quiera. Volver y acomodarme a su lado y hacerle reír, volver y contarle de las cosas que me invento. Volver.
Yo recuerdo platicas en tu ex cocina de hmo, debatias el irte o no irte.
que bonitos recuerdos
como te quiero :*
Irse no fue tanto problema. Descubrir que extrañas es el dilema