¿DÓNDE ESTÁ LA BOLITA? (a ver, a ver…)

Ni modo.

Este va a ser un post médico. Trataré de no entrar en detalles que los obliguen a dejar su torta de jamón que quizá sestén comiendo a esta hora.

Resulta que tengo un mes con mi cuerpo hecho un lío. Y me la he pasado en un ir y venir al médico (qué bien se siente cuando estás como vil derechohabiente esperando tu turno y el médico te conoce y te abraza y te besa la mejilla frente a todos y se ve todo guapo y poderoso con su bata blanca) me la he vivido en un molesto tratamiento de pastillas, pastillitas y pastillotas, con molestias muy molestas y por supuesto la preocupación constante de qué-demonios-tengo.

Ayer el médico (el mismoguapopoderosodebatablanca) me dijo que en efecto probablemente se trate de lo que yo sospechaba que se podía tratar. Una bolita intrusa.Y está suave saber por lo menos que eso que sientes tiene una razón real, que no te lo estás inventando, que no es producto de tu psique… Por lo pronto es sólo una bolita intrusa hipotética.

Así que ahora sólo resta esperar que llegue el 27 de agosto para que me hagan el estudio definitivo y luego el 23 de septiembre para que el especialista me diga qué hacer al respecto, porque -Viva México- no hay citas disponibles hasta entonces.

Por lo pronto, se aceptan palabras bellas y reconfortantes.

Atte. La (aún hipotética) bolita intrusa y yo.

EL VECINO QUE ES PINTOR (and has a dog)

Estaba enfurecida. De esas veces que ni siquiera tirar hielo a la pared (el remedio ese para sacar la neurosis y cuidar los vasos y platos de la casa) era la solución. No tenía ganas de sentarme y meditar en el yoggi way. Así que me puse mis tenis rojos (tan lindos ellos) y salí a caminar.

Mi cara de pocos amigos no duró mucho. Cerca del Oxxo (el único oxxo en toda la colonia) me encontré a un compañero de trabajo paseando a su perro. No sabía que vivía ahí. Recién se mudó, de hecho, recién se mudó a la ciudad pues es de ¿Wisconsin? y entre los Hellos, What are you up to? y Are you sure your dog doesn’t bite? Inició una conversación agradable. Sin darnos cuenta llegamos a la entrada del residencial (un largo trecho desde mi casa que es la penúltima de una gran villa), da clases de historia del arte y pinta, me dijo cuando le platiqué que yo daba clases de literatura moderna y escribía.

Y fue suave.

Fue suave encontrarse a alguien que también ha experimentado el hecho de ser el raro de la calle. De regreso él tomó la cuadra a su casa y yo a la mía.

PATRONES (a discovery)

Hace poco he descubierto algo sobre mi familia. No importa mucho cómo, ya saben, en todos lados encuentro símbolos, con frecuencia analizo hasta el mínimo movimiento del viento sobre mi cabello.

¿Qué descubrí?

Descubrí patrones. Patrones que se repiten en cada generación. No sé si en todas las familias ocurre (aunque lo más seguro es que en una de cada tres, sí). Verán, la cosa es así. En cada generación de mi familia hay un hombre que se enamora de prácticamente todas las mujeres que conoce, que cambia de mujer como de zapatos. Hablando de zapatos, en mi familia, en cada generación de mi familia, hay una obsesión por ellos. Hubo quien los hacía, hubo quien los dibujaba y hay quien los compra como si fueran garantía única de la felicidad.

En cada generación te encuentras a una mujer valiente y/o a una mujer que sencillamente no sabe cómo esconder su miedo, su miedo de ser. También hay un hombre, un hombre maravilloso con quién te gusta pasar el tiempo, a quien admiras y que en el momento menos esperado se convierte en un ser difícil, complejo, que desaparece un buen día y aparece otro más uno, dos o tres años después.

En mi familia hay mujeres que mueren jóvenes por no saber cómo lidiar con el desamor –o lo que suponen que es desamor-, mujeres cuyo corazón se detiene -literalmente-, y hay mujeres que prácticamente desaparecen, se hacen invisibles para lograr el amor –o lo que creen el amor. ¿Demasiado dramático? Dejémoslo entonces en que hay mujeres para quienes el amor es todo un lío.

En cada generación hay secretos. Hay temas de los que no se hablan, ni en público ni en privado. Y es como estar leyendo un libro al que le faltan páginas. Sin las páginas hay cosas que bien puedes inferir pero definitivamente sientes que algo te falta. Y no sé si todo esto, y me refiero a los patrones no a las páginas, sea un problema, pero sé que me preocupa pues que los patrones se continúen repitiendo sin sentido, que pase el tiempo, se repitan las historias y que nadie las entienda, las entienda realmente como para no repetirse, como para no repetirlas y mejor buscarle por otro lado.

Si alguien sabe de romper patrones favor de comunicarse al 2207504, en Hermosillo…

LADY MESSENGER (lo bueno que yo no trabajo en el ISC)

Ayer por la tarde estaba yo en casita, terminando mi tarea (¿cuánto hace que no escuchan a alguien adulto hablar de su tarea?) cuando sonó el teléfono. Al otro lado de la línea el emisor me preguntó: Que si cómo estaba, qué si qué le había pasado a mi carro (sí, mi carro volvió a fallar), que si cómo le había hecho, que si confiaba en ese mecánico, que entendía que no tuve de momento otra opción, que si qué estaba haciendo, que si ya merito terminaba, que si quería ir con él a repartir invitaciones por toda la ciudad, que luego me invitaba un jugo y un yogurt ahí donde me gustan…

Mis respuestas fluctuaron entre el bien, la batería, el carro de mi mamá, más o menos, que no tuve otra opción, la tarea, sí-ya-merito, ¿invitaciones de qué?, juega, qué rico…

Por lo tanto me quité mi traje de profesora y me puse el de mensajera. A las siete llegó el susodicho por mí y nos lanzamos en la repartición de invitaciones. Esta era una labor que aparentaba ser sencilla. Al final de la noche nos dimos cuenta de que en efecto sólo aparentaba porque ¿saben ustedes cuántas casas no tienen la cortesía de tener su número frente a ella? ¿cuántas calles no tienen la decencia de tener un letrero con su nombre? ¿saben ustedes cuántas personas tampoco tienen la remota idea de cómo llegar a tal o cual calle, a tal o cual colonia?

Descubrimos colonias, gente amable (tan pero tan amable) y gente gritona (tan pero tan gritona). Descubrimos que en el Palo Verde hay más expendios que Farmacias y que en la Modelo hay más farmacias que expendios. Que la numeración es a veces realizadas por ingenieros disléxicos o surrealistas y que a muchas, muchas calles, las definen los baches, las piedras, los animales muertos, la basura y en general el olvido.

Al final, casi a las doce de la noche. Decidí que en definitiva yo no nací para ser mensajera. Al menos no mensajera en Hermosillo…

OP DE TJ (el prometido post)

OP es de TJ. Hace poco estuvo en OX y creo que nunca ha venido a HMO.

No nos conocemos.

No del todo.

Pero, hey, ¿quién conoce a alguien del todo?

Sé lo que debo saber:

De sus viajes.

De sus letras.

De sus instalaciones.

De sus amigas.

Pero hace poco supe, por ejemplo, que también es herrero. Que su papá es herrero y su mamá poeta. Y no deja darme de vueltas en la cabeza lo divina que puede ser la vida. ¿Se habrá imaginado su mamá que OP fundiría, torcería, detallaría hierro y letra con la misma magia? A lo mejor ella le dijo a él alguna vez en una voz baja y bella: “tuércele el cuello al cisne…” y al pequeño sólo le quedó en la memoria el “tuércele…” y desde entonces mi amigo OP de TJ tuerce, tuerce y retuerce: palabra y hierro.

Palabra y hierro: tan iguales y tan distintos.

OP tan igual y tan distino…

visita: www.omarpimienta.blogspot.com

UNA VIEJA CARTA (of a day a hated my shoes and hats)

A woman who writes feel so much… dice Sexton en Black art. ¿Cuánto he subrayado esa línea? cuánto hay de cierto y cuánto le he temido al mismo tiempo. Feel so much, I feel so much. A veces tengo enormes ganas de llorar, por lo que no digo y callo, por lo que no escribo y callo, por lo que escribo y calla. A veces me gustaría despertar otra, una menos severa. Una menos yo. Despertar otra que no se meta en tantos vericuetos mentales, otra que no analice demasiado las cosas. Una con más miedo y menos fuerza. Una con más fuerza y menos miedo.

As if cycles and children and islands weren’t enough; as if mourners and gossips and vegetables were never enough. Como si la propia existencia no fuera suficiente, como si la constante duda de si es una en donde se debe habitar no fuera suficiente…Never loving ourselves, hating even our shoes and our hats… Hoy no amo mis zapatos.

Y, como dice Myriam, es horrible decidir y descartar cuando se trata de personas, porque al optar o deshechar van en ello nuestros sueños, nuestras fuerzas, las miradas, las palabras… y uno en su obstinación cree que todo eso es renovable, que basta un justo movimiento de empatía en el alma para restituir lo ido (porque alguna drogadavez pensaste que la Justicia Poética Sí Existe).

Y de pronto cae el silencio -o la palabra- como un presagio de soledad que no pedimos. ¿O sí?

LA DIVINA PROVIDENCIA EXISTE (í eñor!)

Sí, existe.

En forma de llantera (al ladito de la carretera).

En forma de dinero (proveniente de un asistente de mi taller de verano).

En forma de llantas (proveniente del dinero proveniente del tallerista).

En forma de lector (que permite que la piratería se reivindique conmigo a través de Bowie y Amos).

En forma de mamá (cuya tarjeta de crédito me permitió adquirir un colchón nuevo).

Oh, Dios, la divina providencia es di-vi-na.

Y SE PONCHÓ (primer día de clases)

Todo iba perfecto. A tiempo. Despertar a las 5 am, bañarse, tomar jugo y fruta, arreglarse, peinado, zapatos, mochila y vámonos que ya son las 6 pasaditas.

Todo iba perfecto. A tiempo. El tráfico tranquilo, los Strokes cantando sólo para mí, lentes oscuros, cabello al aire y ándale que tucs tucs tucs tucs (golpeteo) TUCS TUCS TUCS (golpeteo con volumen).

Disminuir velocidad. Detenerse. Bajarse del carro. Mirar. Lamentarse. Mentar(sela) a la LLANTA.

Ponchada en toda su absolutez.

Todo iba perfecto.

Y bueno, me quedé parada un par de minutos pensando en qué demonios iba a hacer. Mi celular sin saldo, mi trabajo muy muy lejos aún. Ninguna cabina telefónica alrededor. Oooh, my… Miraba al cielo, miraba al piso, miraba a la carretera buscndo una solución y entonces… ahí estaba. En letras grandes, hechas a mano, frente a mí: LLAN-TE-RA.

¿Cuántas posibilidades existen de que una se quede ponchada a las 6:20 de la mañana, en la carretera Hermosillo-Nogales, frente a una llantera?

Y todo salió perfecto. El greñudo de sonidos guturales, enojado porque lo levanté, de la llantera me solucionó el problema en pocos minutos. Llegué a tiempo a mi primer día de clases y aunque estoy preocupada porque ahora tendré que comprar otra llanta (y no tengo dinero hasta el 30 de agosto) esta vez no voy ponerme a pensar si esto de la llanta significa algo o es un augurio, aviso o algo.

p.s. He vuelto a estar línea!!

SEX AND THE CITY (obsesión por)

Lunes y Jueves en la casa de la Concha. Un día unos cuantos, el otro día otros cuantos más. El caso es que satisfacemos nuestra sed por el final de la primera temporada y el inicio de la segunda. Sí: Sex and the city. Descubrimos que estábamos equivocadas, no es que cada una de nosotras seamos cada uno de los personajes de la serie. No señorita no. Cada una de nosotras tiene un poco de cada una de ellas. Unas tenemos esta o aquella otra manía, este o aquel gusto, hemos vivido esta o aquella situación, hemos sufrido este o aquel bochorno (aunque creo que ninguna ha tenido experiencias tan intensas como Samantha) (o quién sabe) (nadie confesó nada).

Y me quedo pensando, qué curioso es eso, ¿verdad? Ves algo en tu pantalla chica o en la pantalla grande y ves clarito clarito tu vida o una parte de tu vida (pantalla chica o pantalla grande). También me quedo pensando en lo patético que es, a veces, que lo mejor de la vida lo veas (en pantalla chica o grande) en ves de experimentarlo por ti misma…

Oh, Dios… debo salir más de mi caparazón… No no, mejor de mi capullo y convertirme en una linda mariposa… ¿se puede ser mariposa a los thirtysomething?

Mientras me salen alas y vuelo ligera con el viento acariciando mis antenitas, espero que prontopronto nos invite la concha de nuevo a ver la serie. Y sí, Tulio, Miranda es la mejor.

Un Alma Cercana