7:15 de la mañana en las afueras de la Escuela Primaria Margarita de Romandía:
Un pequeño de siete años a punto de bajar de su carro le dice a su (bella) mamá:
– Oye, ¿ves a ese niño que va allá?
– ¿El de la mochila roja?
– Sí, ese… ¿te digo un secreto de él?
La mamá piensa por tres segundos, nadie le dice que no a un buen secreto.
– Venga.
– Pues él… él… ¡él no sabe separar sílabas!
A punto de reírse la mamá opta por el otro camino:
– ¡¿No saaaabe?!
– No-o. Pero no le digas a nadie, es un secreto del salón.
La mamá, habiendo despedido al hijo se dirige a su trabajo y de cuando en cuando suelta la carcajada al recordar el gran secreto del primero A.