Lost Angeles

He vuelto al terruño después de cinco días angelinos. He vuelto en crisis, o semi-crisis, o con una pizca de crisis. Pero las crisis son buenas a veces. Yo ahorita vengo perdida, ¿qué sigue en mi vida? empleo o estudio, empleo o nada, nada o nada. Fui a un congreso de escritores y uno de esos días, en la calle, un señor como de unos 70 años me pidió que le leyera una carta. Al lado de él estaba una señora como de unos 90 años, que le decía, “no, mijo, no.” El hombre me dijo que tenía muchos años viviendo acá pero aún no sabía mucho inglés. La carta estaba en inglés y en español, así que lo que también ocurría era que él no sabía leer. Vine a un congreso de escritores y aunque aprendí muchas cosas, lo mejor que hice fue leerle a alguien una carta de Medicaid. Caminar por Los Ángeles significó también caminar por muchos países, muchas otras crisis, la gente vive en la calle, tiendas de campaña o casas de cartón por todos lados. Carritos de supermercado atiborrados de mundo y amarrados a este o a aquel poste. La ciudad entera un baño. La ciudad entera un hogar que no acoge.

He vuelto al terruño después de cinco días de aprender que la vida no está en la gran ciudad ni en la pequeña ciudad, la vida está en pinches uno.

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