No tengo dinero, aunque mucho que dar (a diferencia de Juan Gabriel)… así que recurrí al viejo truco de solicitar crédito. Pero hoy el Home Depot le dijo de cosas a mi orgullo y vanidad de mujer que paga siempre sus deudas. Que no cumplo los requisitos. Que si tengo dudas marque al 0 1 800 bla bla bla.
Y habrá sido el ciclo lunar o la simple sensiblería que me caracteriza, pero me puse tan triste, tan pero tan triste. Los sueños de una cocina linda y un refri para mi casa se evaporaron.
Momentáneamente, lo sé, lo sé, no se preocupen.
Esto más que un lamento es una crónica del evento.
Sigamos…
Total, mocos en el auricular, Manuel diciéndome palabras bonitas que sólo él, mi hijo con su alcancía de drácula (¿ya les hablé de ella?) ofreciendo monedas de a peso del año del cuete (del año de morelos y pavón, para ser exactos), mamá preparando sopita de fideo y papá preguntándose si su not so nice record crediticio afectó a su benjamina…
Y sylvia toda mocos y sighs…
Pero una siestecita, la lectura sobre la vida de Lucía Joyce, un helado con cobertura de chocolate y almendras, una comedia gringa, mi hijo y mi sobrino, un disco de Placebo, pueden hacerme sentir mejor.
Faith talks.
And knocks from time to time.