Estaba leyendo sobre Daniel Tammet un chico que tiene una cosaloca con los números, algo así como esa cosaloca que un escritor tiene con las palabras o un pintor con los colores. La cuestión es que la cosaloca que Tammet tiene requiere de los colores y las palabras: “Every number has its own color, so the number 1 is like a shining light from a lantern. The number two is more like a flowing, darker purple, violet color.” Tammet hace unos años recitó completito el Pi, los 22,514 dígitos en él. A ver, recítense el Cantar de los Cantares de memoria…
Tal vez pensar en números viene a la medida en estos momentos, pensar en la dulzura redondez de un ocho, la agilidad de un diecisiete, la colorida verdad de un treintaynueve. Pensar en números en vez de palabras que a su vez despiertan emociones que a su vez despiertan ansiedad que a su vez…