Murió una de las mejores amigas de mi madre. Cuando platicamos de ello por teléfono mi madre se hizo la fuerte, no lloró pero llenó el espacio con esos silencios que quiebran. Martha, una vez, nos cedió su casa una semana… la hicimos el refugio que necesitábamos. Las razones poco importan pero la imagen que recuerdo de ella es dándonos la llave y diciéndonos que nos quedáramos ahí cuanto quisiéramos. Ya no manejaba, ya no salía de casa y como mi Madre ahora está en las mismas, mantenían comunicación por teléfono. Un ring menos a la semana.