ENTRE ALETARGADA Y BUENAS NOCHES

Hace unos días leí en el blog de Marian que de plano ha recurrido al Omega 3 para dar el ancho en sus días de muchos pendientes. Le dije a mi asesora de tesis que estaba a punto de hacer lo mismo, ella me dijo ¿y si pruebas con Tequila? ganas no me faltan, me cae. Pero creo que -de momento- mejor optaré por la receta de Marian. Y es que he comenzado un nuevo tratamiento -les hablaría de él pero la neta hoy no estoy de ánimo. Son dos pastillitas blancas que podrían tumbar a un mamut (claro, en caso de que aún existieran los mamuts) (o a lo mejor por eso ya no existen los mamuts). Me cuesta un infierno levantarme en la mañana -yo que de un salto estoy en el baño en la ropa y en la puerta de casa- y luego tardo unas horas en entrar al universo, entre que tropiezo y tardo de ajustarme al mundo real. En otro momento de mi vida creo que disfrutaría vivir en este como ensueño pero justo ahora estoy entre dos ponencias, el prefacio de la tesis, una de las revistas, papeleos varios para graduarme y para quedarme un año más en Texas no sin mencionar las labores diarias de una casa que parece venirse abajo si no comienzo a ordenarla a mi manera.

Mi humor no decae. Digo a quien tengo cerca que estoy en modus zombie. La ventaja es que no muerdo a nadie yo, solamente, ando entre aletargada y buenas noches.

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