Sylvia, siempre

imgres-1Era el 11 de febrero, en un invierno especialmente crudo de Londres. Sylvia Plath dejó comida y agua en el cuarto de sus hijos, se tomó unas pastillas para dormir, encendió el gas del horno y metió la cabeza adentro. Había pasado algún tiempo de su vida imaginando muertes…

Mariana Dimopulos aquí.

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