Finalmente acabé el Diario de Anna Frank. Es una edición especial con pasajes no incluídos en la primera versión que su padre publicó. La había leído de niña pero supongo que lo leí en un estado de absoluta inconsciencia y desinterés o de mucha infancia porque había muchísimos detalles que no recordaba. El ejercicio epistolar de Anne es extraordinario, no sólo es la construcción de la vida en el anexo, o de una jovencita en los cuarentas, es la visión de una escritora en ciernes que encuentra su lenguaje y su forma.
Anne busca en la escritura su salvación pero, a la larga, es uno, el lector, quien logra salvarse