“Es que simplemente cuando leo necesito subrayar, hacer mis anotaciones, hacer el texto mio…”
No se como he compartido esta mi mania con la muchacha que me atiende en la papeleria. Quiza me siento apenada de tenerla fotocopiando mas de 60 paginas del enorme quinto volumen de Historia de la Vida Privada, y quiero explicarle que tengo razones (de peso para mi) para hacerlo. Ella sonrie, como si hubiera comprendido, como si ella tambien alguna vez hubiera tenido necesidad de hacer algo suyo. Dudo que subraye algo en la revista TV Notas que estaba leyendo antes de que yo entrara y que dejo a un lado de la caja registradora. Dudo que subraye algo en el cuaderno de ingresos y egresos que descansa del otro lado del telefono.
Pero.
Seguramente ha subrayado algo en su vida para hacerlo suyo.
Seguramente ha querido hacer suyo un cuaderno y puso su nombre en todas partes.
Seguramente escribe el nombre de su novio (Pepe o Luis) en cualquier esquinita de papel para hacerlo suyo.
Y me entiende.
Su gesto es otro, continua sacando mis fotocopias y me dice: “Que gruesa la portada, que fino el papel! Es como de libro viejo, es muy viejo?” Detiene su labor para observarlo detenidamente, la observo tocar la textura del forro. Le digo que no, que cuando mucho es de los 90’s… y como si creyera que asà lo resuelvo todo le digo: “Es un libro de Historia”. “Ahhh!”, me responde asintiendo como si asi se le resolviera todo el misterio.
Pense que todo quedaria alli, hacia mentalmente mi lista de pendientes:
a) comprar papel contact para forrar el libro de ingles de juanantonio
b) comprar un marcatextos amarillo (los otros colores me dan risa)
c) ir a la tienda natu…
“Para que lo esta leyendo? esta suave? por que dice campus guadalajara?”
Me sorprendo y la sorprendo. Le platico de la vida privada y publica de los franceses, le platico de mi deseo de escribir sobre eso para una tarea, de la necesidad de pedirlo a guadalajara pues es un libro imposible de encontrar aqui… y de pronto ella y yo estamos observando las fotos del libro, le explico un poco sobre las esculturas de Segal, de los contrastes entre las salas de una familia de clase alta y las puertas abiertas de una familia de clase baja.
Ella sonrÃie recargada en la fotocopiadora. Luego pega un brinco y me dice “aay, tus copias”. Nos reimos. Ella sigue con lo suyo y yo busco mi marcatextos pensando en las pocas oportunidades que a veces tengo de compartir mi vida privada. Quisiera preguntarle a ella, que hace cuando no esta aqui atendiendo al publico, como atiende su vida privada… como hace su vida suya…
Le pago, le doy las gracias y nos despedimos amablemente.
Me subo al carro.
Escucho absolution, de Muse. Quiero guardar este momento, subrayarlo, hacerlo mio. Escribo anotaciones al margen, mi percepcion de lo que acaba de ocurrir, de lo que se me acaba de ocurrir.
A veces pienso que estoy mas sensible a las historias que a la historia… y no se que hago estudiando historia y a la vez me pregunto por que no estudie antes historia.
Es la historia de mi vida.
Y no es privada.