me gustaría levantarme temprano, limpiar la casa, irme a caminar, volver para preparar un desayuno que me comería leyendo el periódico y bebiendo té o café.
Hay sábados, en cambio, en que me encanta no hacer nada de eso y quedarme en cama a reponerme del insomnio laboral y planear un desayuno compuesto de pay de plátano y té helado.