Mi hijo es ultrafan de 31 minutos un programa que es algo así como los Muppets pero chilenos y con canciones graciosísimas (perdón por la comparación pero no sabría cómo explicarlo de otro modo). Tiene siglos hablándome de ellos, de cuando en cuando oigo una u otra canción, pero el otro día me pidió que compráramos un disco y bueno caí.
Sí, caí. Porque he podido ponerle más atención a las letras a la música y en sí a lo que 31 minutos significa y me ha divertido tanto, ha sido un viento fresco en este tantocalorsonorense. Las preocupaciones, los miedos, los enojos y las demás cosas de la vida que pueden atosigar a cualquiera (un niño, un preadolescente, un adulto) se van con 31 minutos. Si no me entienden pues dénle click aquí o aquí o aquí.
Yo tengo años de ser fan de ese programa. Sigo en medio de ese eterno dilema, tangananica o tangananá -_-