Son las cuatro de la mañana en esta fría ciudad. He intentado dormir y no puedo, tomé café toda la tarde ¿sabes? el miércoles tenemos que entregar el ensayo-del-terror para la materia-del-terror y me la pasé en la biblioteca leyendo, escribiendo, mirando el infinito y bebiendo café, (¿ya te dije que tomé mucho café?) Bueno pues dejé la biblioteca a las casi 9 pm llegué a casa, cené, me acomodé a ver un capítulo de Mad Men (sospecho que aún no has buscado esa serie que amará tu corazón mercadotécnico) y me puse a tejer. Luego, cuando me di cuenta de que estaba en absolut denial y procastination hice el tejido a un lado y seguí leyendoescribiendo (pero ahora sin café), ya sabes garabatear algo, leer un fragmento, garabatear más, decir que Bajtín dijo eso (porque Bajtín lo dice todo) pensar, jugar con el arete en la nariz, garabatear más. De pronto, eran las casi dos de la mañana. Releí mi muy formal introducción, acomodé unas cuantas comas (tengo problema con las comas), apagué todo y me fui a dormir. Mientras me metía en la cama me dije que tenía ganas de tejer otro poco pero me resistí, luego me dije a mí misma: a bordar debería aprender, sonreí mientras me tapaba.
Entonces: ocurrió.
Cerré los ojos unos segundos nada más y pensé: debo aprender a bordar, sí, hay clases aquí sobre cómo hacer quilts, puedo tomar una, puedo aprender, sí, puedo aprender. Me sentí contenta con mi decisión. Volví a cerrar los ojos y luego me dije: bueno, pero en lo que aprendo puedo comenzar a escribir de ello, sí, escribiré de ello. Cerré los ojos de nuevo, imaginé una página en blanco y comencé a escribirla hasta que me dije, ¿por qué en una página en blanco? ¿por qué esperar a que tener hilo y tela y tijeras y ganas? me levanté, prendí la lámpara, abrí el ensayo-del-terror y lo miré de frente, le dije: mira en tu cuerpo hablo de un libro que, precisamente, se hace de fragmentos, de retazos, de fotos, poemas, diarios y cartas, tú quieres pretender que debes ser tan académico como la-clase-del-terror lo pide pero no te hagas, a quién engañas? tú vas por otro lado, tú vas por mi lado.
Y luego, Sabina, le di delete a la introducción y comencé “el ejercicio de bordado de una colcha o quilt es una tradición que…” y hete que he comenzado con mi parte de la poética haciendo una analogía de la quilt making con la scrap-writing. Los hilos estaban ahí, la tela también, ¿qué es lo peor que puede pasar? (bueno, claro lo peor es que mi calificación del ensayo sea insuficiente pero para entonces ya será diciembre y yo estaré en otro lado, con el pequeño sujeto, bordando alguna otra locura). Todo esto para decirte que en mi ensayo de final de semestre he comenzado una analogía entre el bordado de una quilt y la dichosa polifonía de la que habla, pues quién más, Bajtín. Sikelianos nunca se hubiera imaginado que para hablar de su libro yo utilizaría de ejemplo las quilts de Radka Donnell.
Anyway… saca el hilo manita y sigamos tejiendo. Son ahora las 4:35 am y todo sereno.
No sé si somos originale,s pero el hecho de tener esa intuición me ha *nos ha/ llevado hasta este punto. Y sabes? no se trata sólo de hacer una colcha, sino como bien apuntas, cada pacth o remiendo forma parte de otra historia que fue hecha jirones, y de la cual el lector tiene que intuir el resto. Es un diario bordado de mujeres que hablan de mujeres sus sus historias. Ahora tengo a la Oates y Las Abuela de Lessing y no vamos mal amiga, sólo necesitamos no claudicar en el discurso y escribir, escribirte, escribirnos… tqm
verdad? verdad?
yo esta noche termino mi ensayo, es todavía muy ingenuo y un acercamiento poco aventurado pero es un inicio. empezó como broma pero me tiene pensando mucho, me encanta me inquieta. me leí ya dos ensayos sobre quilts, uno sobre la novela de la walker. quieromás!