HANGING (and drinking) WITH BOYS

En el Sanborn’s quedé de ver a Julia, le llevaría unas copias y ella me daría una información. Julia es quien quiere raptarme a su escuela que queda en otro estado de otro país. El encuentro fue breve esta vez, lo que se debía hablar se había hablado la noche anterior. Quería que me quedara to “hang out with the girls” Julia es medio gringa. Pero en otra mesa, pequeñita, al lado de un pilar me esperaba ya mi persona favorita.”Sorry, I had a previous engagement”. Kisses and good-bye. En la otra mesa, el Meza mesperaba. Platicamos. Ponerse al corriente. ¿Nos vamos? Rumbo a la salida. Un escritor me corta el paso, que si me interesa entrar con ellos a una asociación civil de escritores. Dije sí pero quería decir no. ¿Asociarme? ¿Para qué? ¿Qué tal que me toca ser tesorera (siempre hay una tesorera en esas asociaciones) y no lo soporto y me gasto todo?

En la casa de la cultura cuando la ceremonia de premiación de la Bienal (sí, somos cultos y fuimos a una exposición) estaba en su momento más ¿elegante? el Benji ya estaba dándole al vino, pinchi benji. Laaaaargo discurso, los ganadores, las menciones honoríficas, los aplausos, los abrazos: Los Cuadros. Los amigos. Llegó el Peter, nuestro nuevo amigo mediocanadiense. Abrazamos a la Venecia, a la Nadya (jiji, mi nombre sí se lo supo y el del Meza no), al Daniel, al Saúl, a la Dessens, a la Violeta… nos acordamos del Sergio y del Murrieta que no estuvieron ahí. Vinito, risas y de pronto…

El tulio, sí mi compita virtual estaba ahí: el tulito rompetacones. Lo vi antes y me pregunté, será? pero luego desapareció (hace magia el tulio?) pero al ratito estaba ahí sentadito y nos saludamos y oh sorpresa que a su lado estaba otro blog owner with his girl y nos saludamos todos y yo me sentí absurdamente contenta de ponerle rostros a gente que leo o con quien me escribo. El Tulio estaba seriecito entre dormido, cansado, adolorido, triste, abrumado o simplemente jodido. Se cayó del techo de su casa, al parecer. Y le dolió, al parecer.

La botana fue el último punto de la noche, tres cervezas indio: el peter, el meza, la sylvia y el taca taca por allá, lejos, al fondo. Hablamos de arte (qué nice nosotros) de música, de piercings, de trabajo, de cerveza, de arte otra vez y de la estabilidad que a algunos infunden sus mascotas (not me, of course). Por allá de la tercera ronda, descubrí que el meza es igual de ácido en inglés y que me hace reír igual en inglés, que el Peter es cool y not an average american, que el chelista (que nos acosó) es un mal guitarrista en realidad, y que las botanas, en La botana, son las mejores del mundo.

A casa por fin, después de un largo día, de una larga noche me remonté a casita oyendo a los Hidden Cameras (jiji, al meza se le olvidó, pero por qué no se le olvidó también la cajita), me sentía de lo mejor, un poco ebria de indio y de gusto. A poco no es bien suave tener compitas tan compitas.

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