Hoy es Día Nacional del Libro. Hoy el hijo y yo iremos a la bendita feria. Yo no sé qué comprará él con los billetitos que le daré pero sí sé que el estante más grande y (maldito) más caro se quedará sin: Amsterdam de McEwan, Sin sangre de Baricco y alguna cosilla de Bernhard o de Nothomb que aún no he decidido.
De los libros de Siruela, ni hablemos. En esta ocasión no trajeron ese de Musil que tanto quiero.