Soñé que estaba en una casa de campo, con una pareja de mujeres y una chica más que en el sueño adoro y que en la realidad no conozco. Las cuatro platicábamos de familia, vida, gatos, trabajo. Entonces, una de ellas nos preguntó a las otras: ¿cuál es esa herramienta que aprendiste de pequeña y que te ha construido? Alguien dijo, ¿herramienta del futuro, dices?
Escuché las respuestas de las otras, lo sé porque recuerdo sus manos y gestos al hablar pero no recuerdo lo que dijeron, eso es lo malo de los sueños, no lo recuerdas todo. Pero tengo gran claridad sobre lo que yo dije porque, además, lo dije casi llorando.
Comencé diciendo, como toda mujer con síndrome de impostor, seguramente les va a parecer algo muy bobo. Alguna de ellas me dijo que en este mundo ni lo bobo es bobo. Continué:
Cuando era pequeña (nudo en la garganta) mi mamá me mandó a clases particulares de inglés (carraspeo) a casa de la profesora Lilia. Yo odiaba el inglés y odiaba tener que caminar hasta su casa para tomar una clase de casi dos horas todos los días. Éramos un grupo pequeño de alumnes, casi todos de la misma edad. Llegábamos con cuaderno lápiz y pluma. No es que apuntáramos mucho, la clase entera era más que nada oír, repetir, conversar.
No sé cómo le habrá hecho, pero la profesora Lilia nos enseñó inglés sin traducir. Mi cerebro, hasta la fecha, no hace un proceso de pasar lo que escucho en un idioma a otro. Entra y sale tal cual. Comprendo sin traducir. No sé cómo lo hizo tampoco pero la profesora Lilia consiguió también lo que mi madre no: que me interesara naturalmente en leer.
No lo sabía entonces, lo sé ahora (ahora en el sueño frente a esas mujeres que me escuchan con atención) pero el inglés se volvió mi herramienta del futuro: los empleos que he tenido han sido por que sé inglés, la percepción que tengo se ha ido construyendo porque leí en inglés lo que otres leían en traducción y tuve acceso a autoras que, hasta la fecha, no han sido traducidas y con quienes aprendí tanto. Es el idioma del amo, es cierto, el idioma del capitalismo, no hay duda, y sin embargo he crecido en él.
En el sueño agrego que nunca le agradecí ni a la profesora Lilia ni a mi madre las oportunidades que me dieron con esas clases de la infancia y me suelto llorando. Entonces, la chica que no sé quién es pero que es claro que me quiere, me abraza y me pregunta si estoy llorando en inglés o en español y nos reímos todas. Otra de las chicas, nos sirve vino y brinda por mi madre, por las posibilidades del lenguaje y las herramientas con las que hacemos futuro.
Qué puedo decir, yo hasta en sueños me pongo intensa y nostálgica.