eso me dice n cuando de la nada me escribe para preguntarme cómo estoy y yo justo, justísimo en ese momento, en vez de decirle que bien, que estoy guardándome, que estoy manteniéndome ocupada –que es lo que normalmente haría, o bien lo que haría la sylvia pre-covid, pre-terapia, pre-duelo– le digo que he perdido el estuche de mis airpods y que me estoy volviendo loca buscándolo. le digo que me tiemblan las manos, le digo que quiero llorar, le digo que había pasado tan buen día, le digo que no es posible que me ponga así por un estúpido estuche de audífonos. le digo que me enoja que sean justo las cosas pequeñas pequeñísimas las que me hagan perder el control considerando que aquí en todas partes cosas grandes grandísimas están ocurriendo. fosas, están construyendo fosas comunes para los muertos. la gente no puede acercarse a los suyos ni despedirse de los suyos ni tener el funeral de los suyos. esas últimas cosas no se las digo, solo las pienso pero como si me leyera la mente me dice que es obvio que no estoy perdiendo el control por un estuche de audífonos. le insisto que sí. me dice que no, le digo otra vez que sí y entonces me marca. n nunca me llama. con n mi comunicación es solo por texto y muy-muy esporádica. ¿estás dispuesta a hacer lo que yo te diga? te va a hacer sentir mejor. como no le contesto, n toma mi silencio como un sí. abre el congelador, me dicta, agarra un hielo. métetelo en la boca, siéntate en tu cama o en tu sillón y deja que el hielo se derrita en tu lengua piensa en el agua. siente lo frío, siente cómo se derrite, piensa en eso, solo piensa en eso. esto es un ataque de ansiedad, solo eso y es normal. deja que el hielo se derrita en tu lengua piensa en el agua, me repite dos veces más.
ya no tengo el hielo en la boca pero si cierro los ojos puedo sentirlo otra vez. mi ansiedad se derrite en mi lengua se vuelve agua. se derrite. se.