siempre he sido un poco ermitaña. fines de semana enteros en casa. escritura o lectura o netflix en cama o en un sillón. festival de gatos alrededor. y es que siempre me había costado socializar o, más bien, me causaba ansiedad pensar en fiestas, reuniones, salidas en grupo. pero dos años de terapia y trabajo personal, una separación y la conciencia de estar bien hacen que una aprenda que se puede estar afuera en dosis apropiadas. se puede confiar. así que justo cuando me he vuelto más vaga, justo cuando siento que tengo una vida social saludable el mundo nos obliga a quedarnos en casa. vuelvo pues a ser la ermitaña.
en el tarot la carta del ermitaño es una de las más bellas. nos invita a irnos a la cueva con nuestra lámpara en mano y tomarnos ese tiempo para reflexionar, para ser, para estar en uno.
estoy en una.
curioso es que la ermitañez en estos días es acompañada por llamadas, mensajes, planes, cariño tanto. soy la ermitaña otra vez, sí, pero esta ermitaña tiene una vida social virtual mucho más amena y dulce que la ermitaña que me obligué a ser hace unos años. esta ermitaña se queda en su cueva a rehabilitarse del duelo, de lo incierto, del pasado. esta ermitaña se prepara para el futuro, porque lo hay. lo hay.