Se llamaba Silvia Isabel Zeleny Barraza. Hija de Isabel Barraza Zamora y Samuel Zéleny Barrios. Nació un 17 de mayo de 1938. En Navojoa, Sonora, donde sólo nació y vivió mes y medio antes de ser criada en la Ciudad de México. Su infancia la vivió en Escandón. Hizo la primaria en “El Pípila” escuela situada frente a los Pinos; ahí mismo trabajó como maestra muchos años después y ahí mismo tres de sus hijos hicieron sus primeros estudios. Hablemos de coincidencias otro día.
Silvia, con i latina, no con y griega, como yo, era Tauro pero decía que era géminis porque uno, nació tres días antes del cambio de signo y dos porque era tan-tan apegada a su hermano que decidió que la suya era una relación de gemelos. Cuando leo que los geminis son expresivos e inteligentes y que presentan dos aspectos distintivos de su personalidad, y uno nunca puede estar seguro con cual se va a encontrar cara a cara, me digo: sí, mi madre no nació geminis, se convirtió en geminis porque una nunca sabía qué se iba a encontrar. Por ejemplo, era tauro y decía que era géminis, su sangre era B- pero siempre nos dijo que era A positivo, esto trajo problemas cuando su última estancia en el hospital pero de eso hablaré otro día. Hoy, hoy solo diré que tenía las cejas pegadas y odiaba eso, sus ojos eran pequeños, cafes, su nariz regular y un mentón pequeño. De acuerdo a su último pasaporte mexicano expedido en noviembre de 2012 es una mujer sin señas particulares, pero yo recuerdo todas sus señas particulares, su cabello crespo, las pecas en el dorso de sus manos, sus hombros anchos, su delgada línea de oro dental entre sus incisivos, su manera de decirme hijita, su tomarme de la mano al cruzar una calle, esa la manera única que tenía de dar abrazos de más de siete minutos con una profundidad de 4 centímetros. Silvia Isabel Zéleny Barraza calzaba del 3 mexicano, del 6 americano, media 1.56 centímetros. Aprendió a nadar a los 55 años y murió a las 12 del día un 6 de septiembre de 2014 a los 78 años.
Y la extraño como si hubiera sido ayer.