Ferrante

comencé a leer la serie Napolitana de Elena Ferrante en 2016. me devoré los dos primeros libros en un dos por tres. hice una pausa de un año y luego le di al tercero. con cada uno de ellos buscaba distracciones para dejar de leer, me levantaba a hacer algo, tomaba otro libro, tejía, calificaba, me paraba a servirme agua, hacerme un café un té, pendeja. hacía lo que sea con tal de no leer porque quería leer. me auto-saboteaba la lectura como una forma de extenderla. quería que esas historias y esos personajes y esa escritura se mantuvieran en mi día a día.

he puesto a muchas amigas y conocidas a leer esta serie y las otras novelas de Ferrante. he compartido con muchas personas mi admiración por esta narradora que, sobre todo, nos recuerda que todos somos presas de nuestras propias decisiones. la decisión de no acabar un libro, por ejemplo. un libro que se lee, un libro que se escribe, da igual.

comencé el cuarto y último de la serie y lo dejé a la mitad hace año y medio. o más. traté de reiniciarlo varias veces y lo devolvía al librero. lo tomaba, lo devolvía, lo tomaba, lo. pero hoy el libro está frente a mí, me mira, me llama, me espera.

Ferrante y yo lo sabemos, es hora.

sí, es hora de terminarlo. este invierno he descubierto mucho de mí, he aprendido, por ejemplo, que cuando acabe este libro en realidad no se acabará porque hay libros que nunca se acaban. los leídos y los escritos. se quedan contigo, se acomodan detrás de tu memoria. trascienden.

yo no soy de esas que citan a borges pero en este instante tengo ganas de decir que “en el sueño del hombre que soñaba el soñado despertó”. yo sé que al acabar esta serie que es un sueño largo algo va a despertar. del sueño a la certeza hay un solo paso, creo.

escribo esto y el libro me mira, me llama. Ferrante me dice: “Everything in the world was in precarious balance, pure risk, and those who didn’t agree to take the risk, wasted away in a corner, without getting to know life”, y yo sé ya que quiero terminar el libro porque es una forma de continuar la vida. ya sé que puedo terminar el libro porque mi amiga estupenda no se va a acabar nunca.

 

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