Quiero escribir un artículo de investigación sobre el Segundo Barrio, una colonia de El Paso que por siempre de los siempres ha sido una especie de Ellis Island para los inmigrantes. Es un barrio colorido, hay murales, tortillerías, carnicerías, panaderías, hay casas que tienen más de cien años. Pero bueno, el caso es que para mi proyecto me voy a lanzar a la calle a caminar y caminar, observaré, tomaré nota y me voy a acercar a la gente y ver qué sucede.
Hoy mismo le platicaba de eso al de Quince y, como una especie de prueba, me puse a hacerle preguntas raras. Le pregunté qué le gustaba de vivir aquí, cuándo supo que se quería quedar y de pronto de la nada se me ocurrió preguntarle a qué le tenía miedo. El de Quince no se tardó en contestar: a no encontrar a nadie y al dolor físico.
Al principio pensé que se refería a perder a alguien, así como él se me perdía en Walmart. Pero no. Mi hijo le tiene miedo a no encontrar una pareja, a quedarse solo y no tener a quien amar. Curioso, ¿verdad? Quise abrazarlo, quise decirle que era imposible que eso ocurriera pero mejor simplemente lo escuché, me dijo muchas otras cosas pero esas, esas me las reservo.
Veremos si lo que la gente en Segundo Barrio tiene el mismo alcance.