Mi tía Adela tomó un camión desde Naucalpan hasta Querétaro para ir a mi lectura. Mi tía Adela llegó a mi vida cuando yo tenía quince años. Mi tía Adela me enseñó quién era mi abuelo, quién mi bisabuela, quién mi bisabuelo y me enseñó, también, a entender que aunque las decisiones tomadas en el pasado nos separaron a todos e hizo un santo desmadre familiar somos eso: familia. Mi tía Adela es mía, mía nada más. Es la única persona que no he compartido ni con mis padres ni con mis hermanos ni con mi hijo. Yo, que todo lo comparto, me quedo con mi tía. Es difícil explicar lo que siento cuando de pronto me regala un dije lleno de aros de plata y me dice: chulísima estos son como los círculos que tú has cerrado, las familias que tú has unido, esto es como tú.