El otro día en NPR estábamos escuchando la historia de un chavo que no fue enviado nunca a la escuela (o que no acabó ni la primaria) y que había aprendido a leer y escribir ya de adulto. La reportera narraba las peripecias de alguien que creció sin saber cómo leer el menú de un restaurant o las noticias del periódico y cómo su vida cambió rotundamente cuando finalmente aprendió a enfrentarse al texto escrito. La nota se cerró diciendo algo como: “ahora él ha comenzado a leer novelas y dice que su vida, definitivamente, cambió ya por completo”.
(me puse a pensar en una tonta envidia hacia ese hombre, qué se sentirá leer una novela por primera vez cuando ya se ha vivido la infancia, la adolescencia, tal vez la muerte de los padres o un corazón roto).
Un día a la semana doy un taller para mujeres que fueron víctimas de violencia intrafamiliar y cuyos maridos nunca arreglaron su situación en Estados Unidos. Ellas, tienen que escribir su historia de vida para iniciar su proceso legal. El primer día de este taller una señora me dijo: “yo no sé escribir bien”. Fue fácil contestarle: “no se preocupe, nadie sabemos, pero juntas verá que acabamos el texto”. Su respuesta aún me ronda: “no, yo no sé escribir-escribir. nunca fui a la escuela, tuve que aprender de grande por mí misma para poderle escribir a mi mamá en Michoacán porque mi esposo nunca nos dejó tener teléfono en casa”.
(me puse a pensar no dejo de pensar siempre quiero pensar en el privilegio que muchos tenemos y en el que nuncamente pensamos).
En un lugar del mundo un hombre comienza a leer novelas. En otro lugar, una mujer debería escribirlas.
2 respuestas a “ESA, LA PRIMERA LECTURA”
Me movió saber de esta mujer de Michoacán. Disfruto de tantos privilegios, empezando por el poder leer.
Me movió saber de esta mujer de Michoacán. Disfruto de tantos privilegios, empezando por el poder leer.
Logovo: si la hubieras conocido te hubiera movido tantísimo. hay que abrazar nuestro privilegio lector.