JULIA, CRECE

Que no, no sean necios, no estoy embarazada. Julia es mi pequeño personaje de la novela en que trabajo. Le doy las mañanas a ella (y cuando digo las mañanas es un decir con eso de que por alguna razón que desconozco no me puedo levantar temprano como antes). Entregué ya el borrador del primer capítulo, es increíble cómo estuve tanto tiempo sin escribir-escribir y de todos modos todo lo que estaba acumulado entre la libreta y el cerebro salió y se volvió letra sobre pantalla.

Hoy Julia va a andar en bicicleta con su primo, va a volver a la casa de la tía -quien la hará practicar una vez más el ave maría y el padre nuestro- y después se va a sentar con su bisabuela a estudiar en secreto el Tarot. Luego Julia va a ver el primer capítulo de Hanna Montana y va a filosofar sobre la identidad de una niña que se pone y se quita una peluca para cantar en conciertos o ir a la escuela. Al final se va a preguntar si no será posible que ella y su hermano se quiten y se pongan pelucas para que no los reconozcan en esa ciudad donde si saben de quién eres hijo o te roban o te matan. Julia, de todos modos, quiere a su Papá pero hay una cierta incomodidad en saber lo que él hace cuando se va de casa.

 

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