El de Barba, después de un intenso tratamiento químico, tomó la fuerza necesaria y se fue a España a hacer el Camino de Santiago. El de sudadera, después de un odio enorme por el inglés y la gringolandez, pasó a un estado de bilingüismo inaudito y fue aceptado en un programa especial de preparatoria que le sentará las bases para ser el traductor o intérprete que dice querer ser. La de en medio sonríe, sonríe porque está en medio de dos hombres geniales. ellos, yo: una familia.
Y yo entretanto feliz por tu familia. 🙂
qué liiiiinda.
soy tan retefeliz Paolita! como hace siglos no.