Me ha entrado un furor por limpiar y reacomodar la casa. Entre ayer y hoy a los tres hombres que viven aquí los volví locos moviendo, cargando, acomodando. Hoy me siento cansada, pero aún tengo ganas de seguir reordenándolo todo. Hace unos segundos me paré en seco y me pregunté a mí misma qué era esto, por qué este enorme loco deseo de limpiar y limpiar y limpiar.
Me queda claro: estoy ansiosa, estoy preocupada. La mujer que más amo, la mujer que más admiro, la mujer que más me ha ayudado, la mujer que me enseñó a leer, escribir y hacer chilaquiles tiene tres días en el hospital y yo estoy lejos, lejos.
Los vuelvo locos porque me vuelvo loca, chale.
Lo que necesites. Aqui estoy.