¿Y tú? ¿Có-mo-es-tás-tú?

Me encontré a Diego en el pasillo. Tenía semanas sin verlo. Hablamos brevemente de esto, de lo otro. Pronto me preguntó, ¿cómo estás tú? Le contesté esto, lo otro. Repitió, ¿cómo estás tú? Yo segui con esto, con lo otro. Me detuvo en seco y me dijo: te das cuenta de que no me contestas lo que pido. ¿Y tú, cómoestástú? me preguntó y de pronto me sentí en un interrogatorio, sentada en una mesa con una luz brillante cegándome la razón.

Hubiera sido más sencillo contestar en un interrogatorio común y corriente. Decir, por ejemplo, que quien mató al Professor Plum fue el Coronel Mustard con la soga de la Señora White. Hubiera sido más sencillo, sí.

En lugar de eso tuve que contestar la verdad y la verdad me obligó a sentarme en el escalón y decir, decir lo que siento, decir lo que temo, decir lo que sé y lo que no sé.

Y Diego, mi amigo Diego, me dijo, me escuchó, me abrazó, me dijo el teamo más hermoso que he escuchado en las últimas semanas. ¿Y tú, cómoestástú? se volvió una terapia no planeada.

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