Heme aquí, en un rincón de esta universidad. El día está nublado, el clima comienza a cambiar, traigo un vestido sin mangas pero una chalina bien puesta. Mis trenzas hacia arriba, mis lentes, mis audífonos.
Es la hora del almuerzo, olvidé traerme un sandwich así que hoy me consiento y me compro un spicy-tuna-sushi de la cafetería, lo combino con el té helado que me traje de casa. Escucho a Beth Orton “In a foreign land/There were creatures at play” dice. Asiento, I am a creature at play, I am in a foreign land but do not feel as foreign. Es extraño, ¿no? la forma en que uno termina por acomodarse en un lugar. Anoche, por ejemplo, me atacó un insomnio que me obligó a abandonar la cama y tomar un libro, a tientas lo busqué, luego caminé a oscuras desde la habitación hasta la sala de estar. Saberse mover a ciegas es conocer y pertenecer, realmente pertenecer a un lugar.
Soy una criatura que juega con los lugares. Los pertenece.
Leo a Wolfgang Iser para mi clase de teoría, Iser habla sobre el proceso de lectura, dice: “la indeterminación de los correlatos despierta la atención por lo que va a venir”.
Soy una criatura despierta por lo que va a venir.