No había cosa que me fuera más indiferente en el universo que la existencia de los zombies. Lo juro. Mi universo del horror lo componen en este orden: Drácula, Frankenstein, Dr. Jekyll y Mr. Hyde, todos los personajes del Dr. Seuss (por razones que algún día explicaré) y el Hombre Lobo.
La verdad que no le encontraba algún tipo de encanto, poeticidad o malificencia digna de mi atención.
Pero los hijos, aparte de cambiarle a uno la vida por completo, logran también que uno cambie de opinión. La afición del de casitrece comenzó a principios de este año (o tal vez antes y yo ni siquiera me enteré) y no pude sino comenzar a preguntar, indagar y aceptar.
Y apasionarme.
A lo largo del tiempo películas y novelas de zombis dan una muestra no sólo de estos carnívoros de mirada perdida sino que también son pretexto para analizar a la sociedad en boga. Los personajes, enfrentados a una horda de zombies, muestran su más humano lado, la presión a fin de cuentas y el instinto de sobrevivencia conllevan a acciones, decisiones y una narrativa francamente alucinante.
En Melancholia (disculpe usted la comparación) Lars Von Trier desarrolla una historia de un desastre planetario que acosa a la tierra y esto se vuelve un pretexto para retratar la psique humana durante éste. Con los zombies ocurre igual.
Todo esto para decir que esta semana nos hemos aventado la primera temporada de The Walking Dead y el de trece, a la par, ha estado leyendo The zombie survival guide. Complete protection from the living dead de Max Brooks y quecréame usted si un ataque de zombies sobreviviniera a la texana tierra, ambos sabremos qué hacer . Por si las dudas, también domesticaremos al gato para luchar contra esos seres que son una enseñanza para la resiliencia humana.
p.s. Nota mental, si hubo alguien que rescató Pride and Prejudice de Jane Austen con un toque zombie, ni modo que yo no pueda crear un Noticias del Imperio má o meno igual.
Bienvenida :D!!!!