He comenzado ya mis lecturas invernales. He descubierto ya a mi nueva narradora mexicana favorita de los 70. Su nombre tiene la misma fiereza que sus relatos. Se trata de Nadia Villafuerte quien en su ¿Te gusta el látex, cielo? conforma una inquietante arquitectura del derrumbe. Sus personajes salen de los escombros, los provocan o son escombros ellos mismos. Son lo que resta. El polvillo ese tras un golpe de tierra.
Es este tipo de derrumbe el que no me cuesta experimentar.
Me queda sólo un relato (comencé esta mañana) y apenas acabe me seguiré con su novela Por el lado salvaje que, además, tiene una portada genial.