VESTIR AJENO

La primera vez que oí la frase “lavar ajeno” me sonó a cosa maligna. Por supuesto, debo haberlo escuchado en alguna telenovela tipo Colorina o Los ricos también lloran. Algo tiene la palabra ajeno que la hace inquietante.

Hoy me di cuenta de que tengo prendas de otras personas por unas u otras razones. Una camiseta por aquí, un suéter por allá, etc. Entre las cosas que se olvidan, las cosas que se prestan y se olvida devolver y los intercambios una se hace de ropa y de historias.

Tengo, además, mis tesoros. Una camiseta de Placebo de Gabriela. Una sudadera que dice Princess de Natalia. Una chalina que mi hermana usaba para cubrirse el cabello en los noventas.

De seguro hay más. Vestir ajeno es vestirse de pasado, de historias, de recuerdos. Es vestirse de amigas, de familia, de las personas que alguna vez.

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