La escritura de las mujeres

CUANDO LA HERMANA ESCRITORA llega bajo la sombrilla de la escritura, muestra sus generosidades y comparaciones, unas abreviaciones, o los vestidos desflecados. SUS GRAMÁTICAS trepan en los sonidos, en las palabras, en las salas de combinaciones. O en lugares deshabilitados. Cómo explicar las gramáticas femeninas. Tan formadas del cuerpo. No se puede con las explicaciones entrometidas. La hermana dirá que puedes apartar tus nubes con su ayuda. Puedes ver el color de sus ojos, con el entendimiento de una cuidadosa atención. ¿Pero seguiremos preguntando?:
Cómo escuchar, a Kate Bush en Pi, y la experiencia vocal de Björk en Medulla. Cómo leer los poemas, de Heather Thomas, y Deseo de Elfriede Jalinek, y El milagro del desayuno de Elisabeth Bishop. Cómo ver, los recortes de cuerpos femeninos de Francesca Woodman, y la fotografía de Jeanne Moreau en los años 60. Por qué, Isadora Duncan entristeció a Sergei Esenin, y la bíblica Jael clavó al general Sísara con una estaca en la cabeza. Por qué, Clitemnestra gritó Un daímon me ha perjudicado, y Safo en metro de epopeya escribió A quién de nuevo debo persuadir, y Alejandra Pizarnik dijo Ayúdame a no pedir ayuda, y Bessie Smith cantó antes de morir Voy a beber un buen trago y conquistar a esos morenitos. Y Sylvia Plath fue leída por Janet Malcom. She being Brand, habría dicho E E Cummings. Y Cecilia y Marina ya susurran juísh juísh, como dos varas agitando el viento.
Nicolás Peyceré

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *